Más de cuatro meses después de la muerte del rey tailandés Bhumibol, la junta militar anunció las obras para construir un inmenso monumento funerario donde se incinerará al difunto monarca, en octubre o noviembre.

Muy cerca del gran palacio, en medio de monjes budistas cantando mantras, los generales que dirigen el país tras el golpe de Estado en mayo de 2014, dirigieron la ceremonia en la que se colocaron los primeros cimientos del edificio.

La fecha de la incineración todavía no se ha anunciado de forma oficial pero, según fuentes gubernamentales, tendría que realizarse en octubre o noviembre, después de un año de duelo.

Organizada en la plaza de Sanam Luang, en pleno centro de Bangkok, la cremación real será un gran acontecimiento. Aunque no se ha revelado ningún presupuesto al respecto, las autoridades han previsto gastarse millones de dólares en la ceremonia.

El difunto rey era la figura tutelar del reino, protector de sus súbditos, que lo veían como el “padre de la nación”, tras décadas de propaganda, reforzada por una estricta ley que reprime los crímenes de lesa majestad.

Bhumibol Adulyadej reinó 70 años y la mayoría de tailandeses no ha conocido otro soberano. Su hijo Maha Vajiralongkorn fue proclamado rey a principios de diciembre.

En el centro del monumento funerario, la pira, que representa el monte Meru -una montaña en el centro del universo para los budistas-, medirá más de 50 metros de alto.

En la última gran ceremonia de este tipo, en honor a la hermana de Bhumibol, el Estado tailandés gastó 300 millones de bahts (8,56 millones de dólares) y las procesiones en el centro de Bangkok movilizaron cerca de 6.000 soldados.