Una nueva ley, recientemente adoptada en el parlamento y que todavía debe ser firmada por el presidente Vladimir Putin, alivia las penas por la violencia cometida dentro del círculo familiar, conmutando los dos años de prisión previstos anteriormente por una simple multa, salvo en caso de hechos graves o reincidencia.

Los diputados conservadores, que impulsaron el texto, argumentaron que busca corregir una “anomalía” en la ley rusa, que hasta ahora persigue a los autores de violencia doméstica por lo penal, mientras que la cometida fuera del círculo familiar compete al derecho civil.

Pero este cambio provocó una protesta generalizada entre las asociaciones de defensa de los derechos humanos y de ayuda a las víctimas, y suscitó un debate nacional en Rusia.

“Con esta ley destruirán vidas”, resume Alexandra Glebova.

Instalada en Moscú con su novio, la joven dijo que todavía sufre depresión y tiene pesadillas con su padre “tirano”, con quien cortó toda relación pero al que nunca denunció a la policía.

En Rusia, una de cada cinco mujeres ha sido víctima de violencia física por parte su pareja, según un informe oficial de 2011. La ONG ANNA, estima que 7.500 mujeres murieron por los golpes de sus compañeros en 2015.

Los partidarios de la nueva ley, como la senadora Elena Mizulina, alegan por su parte las “muy buenas” alternativas a la prisión que ofrece la ley, como los trabajos en beneficio de la comunidad, que “no atentan contra el presupuesto familiar”, contrariamente a la cárcel.

Valentina Matvienko, la presidenta del Consejo de la Federación de la cámara alta del parlamento, asegura que una multa “es suficiente si se trata de la primera vez y de disputas familiares leves“.

‘Impunidad’

Aunque a menudo guardan silencio, la adopción de esta ley llevó a mujeres víctimas de violencia a expresarse, como Anna Veduta, una allegada del opositor Alexei Navalni, que vive en Washington.

Cuando tenía 18 años y vivía en Moscú, su novio “no la golpeaba en la cara para no dejar marcas”, dice en un mensaje en Facebook. “Tienes moratones en el cuerpo pero la gente no los ve, sobre todo en invierno”, escribe.

Retomado por una web de información y un célebre bloguero, su mensaje desató “muchos comentarios que dicen ‘es tu culpa’“, lamenta Veduta. “Me gustaría que la gente aceptara este concepto bastante sencillo: la víctima nunca es culpable“.

Para la joven, el nuevo texto votado por los diputados quita una “solución de último recurso” a las víctimas de violencia doméstica, que todavía irán menos que antes a la policía y la justicia.

Los partidarios del texto afirman a su vez que una despenalización parcial dará a los autores una oportunidad para reformarse, lo que suscita escepticismo entre las oenegés.

‘Un paso atrás’

“Es un paso atrás porque las mujeres y los niños se quedan sin protección. Es una especie de impunidad para los autores“, afirma Irina Matvienko, de ANNA, una organización que ayuda a las mujeres víctimas de la violencia de género.

“La violencia doméstica se multiplicará y se agravará”, predice.

Coincide con ella la directora de una asociación regional que desea conservar el anonimato, para quien “el número de mujeres muertas o heridas aumentará”.

En su opinión, en el mejor de los casos la víctima abandona el domicilio familiar con sus hijos, pero el autor de los golpes “nunca” se para en el primer abuso.

La violencia doméstica afecta sobre todo a las mujeres, aunque también en algunos casos a los ancianos y los adolescentes, señala esta mujer que considera que hay 30.000 familias en riesgo en cada una de las regiones en las que trabaja.

En toda Rusia, el riesgo de violencia afecta, según sus cálculos, a medio millón de mujeres. “Creo que es la estimación más modesta”, dice.