La presidenta surcoreana Park Geun-Hye, involucrada en un escándalo de corrupción, dijo este martes estar dispuesta a dejar el poder antes del fin de su mandato previsto a principios de 2018 y anunció que dejará al Parlamento decidir su suerte.

“Dejaré la cuestión de mi partida y de una reducción de la duración de mi mandato a lo que la Asamblea Nacional decida”, afirmó Park en un discurso televisivo.

“Cuando los parlamentarios haya determinado las condiciones de un traspaso que minimice el vacío de poder y el caos en la gestión gubernamental, me marcharé”, dijo la mandataria en un discurso televisado.

Este anuncio inesperado es interpretado como una tentativa de la presidenta, cuya popularidad se derrumbó debido al escándalo de corrupción, de evitar la humillación de un procedimiento de destitución.

El escándalo político está centrado en la exconfidente de la presidenta, Choi Soon-Sil, detenida por haber utilizado su relación con Park para extorsionar a las grandes empresas surcoreanas.

La presidenta es sospechosa de “connivencia” por la fiscalía a cargo de la investigan del caso.

Desde que estalló el escándalo, cada sábado manifestaciones multitudinarias en todo el país piden la renuncia de la presidenta.

Antes del discurso de Park, varios parlamentarios habían declarado que esperaban votar su destitución el próximo viernes.

Una cantidad de diputados oficialistas apoyan esa medida radical propuesta por la oposición.

De ser aprobada por la Asamblea Nacional, la destitución de la presidenta tiene que ser validada por la Corte Constitucional.

A la espera de la decisión de la Corte Constitucional la presidenta será apartada del cargo y el primer ministro ejerce en forma interina la función presidencial.

“Esperamos votar la destitución esta semana”, declaró Woo Sang-Ho, jefe de bancada del Partido Democrático, principal fuerza de la oposición.

Park Jie-Won, presidente del Partido del Pueblo, segunda fuerza opositora, declaró que la Asamblea Nacional decidirá el viernes la destitución de Park.

Hace unos días, la presidenta Park se disculpó por el caso Choim pero excluyó la posibilidad de renunciar.

En Corea del Sur, un presidente en ejercicio no puede ser enjuiciada en un asunto penal, salvo en el caso de traición o de insurrección. Sin embargo, la inmunidad presidencial caduca al final del mandato.

Algunos observadores opinaron que Park buscaría negociar su renuncia a cambio de no ser juzgada.

En un primer momento, Park había accedido a ser interrogada por la fiscalía y una comisión independiente del Parlamento.

Sin embargo, hace dos días cambió de parecer y su abogado rechazó las fechas de interrogatorio propuestas por la fiscalía.