El triunfo del frenteamplista Gabriel Boric en las elecciones despertó sensaciones de optimismo sobre todo en el Gobierno de Luis Arce y su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), por su afinidad ideológica con el presidente electo, mientras otros sectores bolivianos tomaron la noticia con prudencia.

Los más entusiasmados en Bolivia por la elección de Boric fueron los oficialistas que se volcaron a las redes sociales para celebrar su triunfo, en parte porque es de izquierda y también al entender que esto permitirá abrir una nueva etapa en las relaciones entre Bolivia y Chile.

Uno de los primeros en festejar la victoria de Boric en Bolivia fue el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, quien expresó su deseo de que esto suponga el inicio de una “nueva etapa de relaciones diplomáticas” entre ambos países.

El portavoz presidencial, Jorge Richter, consideró que “la patria grande, la justicia social y las ideas socialistas toman las calles de nuestra América Plurinacional” al mencionar los triunfos de Arce en Bolivia, Pedro Castillo en Perú, Xiomara Castro en Honduras y ahora Boric en Chile.

La viceministra de Comunicación, Gabriela Alcón, destacó el viraje regional hacia la izquierda y consideró que “se verá más adelante en los niveles diplomáticos” una eventual mejora en las relaciones con Chile.

La situación bilateral fue particularmente tensa en los últimos años por la demanda planteada en 2013 por el Gobierno de Evo Morales ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya en busca de un fallo que obligue a Chile a negociar en firme el acceso soberano al Pacífico reclamado por Bolivia.

En 2018 la CIJ determinó que Chile no tiene obligación legal de negociar con Bolivia, aunque las autoridades bolivianas entienden que la sentencia no supone un impedimento para que haya un diálogo.

Prudencia y escepticismo

El analista de temas internacionales Álvaro Del Pozo dijo a Efe que la llegada de Boric al Gobierno chileno presenta una “oportunidad”, pero sin “imaginarnos escenarios imposibles”, tras unas relaciones “judicializadas” por la reclamación marítima boliviana y otra controversia también ante la CIJ por las aguas del Silala.

“Lo primero que tendrían que hacer los Gobiernos de Bolivia y Chile es tratar de reconstituir la confianza entre ambos países y ponerse como propósito una nueva agenda que incluya la posibilidad en un mediano plazo de restablecer las relaciones diplomáticas”, señaló.

Unas relaciones diplomáticas rotas desde 1962, salvo un paréntesis de 1975 a 1978, por la falta de solución a la centenaria reclamación marítima boliviana, aunque mantienen consulados generales en La Paz y Santiago.

Para Del Pozo, la sentencia de la CIJ “todavía está muy fresca”, por lo que sería un “error” buscar un diálogo a partir del tema marítimo, un asunto que “nunca debemos olvidar”, pero que se debe trabajar “de otra manera”.

También remarcó que más allá de la ideología compartida en algunos puntos, “la institucionalidad chilena es muy fuerte”, por lo que a su juicio el tema marítimo será “casi intocable” en cuanto a las soluciones exigidas por Bolivia, al menos en el inicio del Gobierno de Boric.

Para el diputado opositor Gustavo Aliaga, diplomático de carrera, “la política exterior de Chile se mantiene inalterable” y “no va a cambiar absolutamente nada” al margen de la ideología de su gobierno.

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“Eso es lo que no entendemos los bolivianos, pensamos que ha llegado un gobierno de izquierda (…) y las cuestiones con Bolivia iban a ser diferentes”, como cuando Michelle Bachelet fue presidenta, dijo Aliaga a Efe.

Pero “no marcaron ninguna alternativa porque Chile mantuvo su política exterior de no aceptar ningún reclamo boliviano”, agregó.

Aliaga insistió en que Boric será diferente de Sebastián Piñera “en lo referido a formas, a la cordialidad con el presidente Arce, pero la política exterior no se va a modificar” y esto porque en 2022 ambos países se volverán a ver en La Haya por el tema del Silala.

Economía y comercio

En el área económica, el viceministro boliviano de Comercio Exterior, Benjamín Blanco, expresó su confianza en que con el nuevo Gobierno chileno se profundizarán las relaciones económicas bilaterales y se espera avanzar en temas como la lucha contra el contrabando, que requerirá “mucha voluntad política”.

Bolivia mantiene una relación comercial históricamente deficitaria con Chile, con un déficit acumulado de 4.111 millones de dólares entre 2006 y lo que va de 2021, dijo a Efe el gerente general del privado Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez.

Chile es una país “muy competitivo”, por lo que una eventual mejora en la relación comercial depende más de Bolivia que del país vecino, al que no se le vende más “por una cuestión de competitividad”, puntualizó.

Para Rodríguez, el nuevo escenario que se plantea con el presidente electo “es de grandes interrogantes”, pues al margen de los acercamientos diplomáticos y las “declaraciones de buena voluntad”, todo lo que ocurra en Chile en lo político, social y económico “va a impactar fuertemente en Bolivia”.