El atentado con un coche-bomba en Cúcuta muestra lo enredada que está, no la paz, sino la guerra. No se conoce a los autores materiales del crimen, pero sí a los responsables del ambiente de zozobra: los polarizadores.

“La única hipótesis que, hasta hoy, se puede descartar es que el carro bomba de Cúcuta fue un accidente”, dijo el politólogo Jorge Mantilla desde Cúcuta, ciudad fronteriza con Venezuela.

Mantilla se refiere a la explosión de una camioneta con 30 kilos de pentrita dentro de la Brigada 30 de Cúcuta, el pasado 15 de junio, en el que resultaron heridos 34 militares, uno de ellos estadounidenses, y dos civiles.

En dicha sede militar se encontraban 11 asesores militares del Comando Sur de Estados Unidos.

Los autores usaron un vehículo no blindado, similar a los de la Policía, “usados en operativos para contrarrestar los atentados terroristas”.



La Fiscalía, la Policía y el FBI investigan.
Siete militares encargados de la seguridad del Cantón San Jorge, como también se llama a la sede militar del Norte de Santander, fueron relevados, anunció el presidente colombiano, Iván Duque.

Suplantación, modus operandi y negación

Tanto el presidente Duque como el ministro de Defensa, Diego Molano, culpan directamente de “terrorismo” a la guerrilla del ELN, pero ese grupo negó su autoría.

“El modus operandi es, en efecto, el del ELN. Ya cometió ataques contra una estación de Policía en Barranquilla, en 2018”, apuntó Jorge Mantilla, doctorando en criminología de la Universidad de Illinois.

Ese grupo guerrillero dice que “es política del ELN asumir la responsabilidad y consecuencia de sus acciones…”. Hasta este 22 de junio, no había ni evidencias de que el ELN haya sido el autor del atentado, ni certezas de que no lo fuera.

No en vano, las autoridades colombianas ofrecen una jugosa recompensa por aportes al esclarecimiento.

Rafael Guarín, Consejero para la Seguridad Nacional, pidió este 20 de junio en una entrevista “esperar los resultados de la investigación de la Fiscalía General, con el apoyo del FBI”.

Reconoció que “en este caso, es evidente que no se cumplió con una revisión exhaustiva del vehículo ni con la verificación adecuada de quién ingresaba. La investigación debe determinar por qué y las eventuales responsabilidades”.

Colombia está bajo supuesto “ataque”

Por su parte, “desde WOLA en Washington, solicitamos una investigación independiente de los hechos, teniendo también en cuenta que un ciudadano estadounidense resultó herido y otros fueron puestos en peligro”, dice a DW Gimena Sánchez-Garzoli, directora para los Andes.

Pero Sánchez es escéptica de que así suceda: “Aún no se puede afirmar si fue un atentado o un ‘autoatentado’, como han sugerido algunos opositores”.

“Lo que sí es muy curioso es que ocurriera solo pocos días después de que se hubiera levantado el Paro Nacional, cuando el Gobierno ha emprendido una campaña global y, en especial en Estados Unidos, para hacer creer que ‘Colombia está bajo ataque’ de supuestos vándalos y terroristas urbanos, con el fin de aumentar la polarización y las tensiones en el país; y así también justificar la increíble violencia estatal ejercida durante las últimas protestas, con 3.789 casos documentados de abuso policial”, agregó.

¿No sería más fácil “ampliar la democracia”?

Luis Eduardo Celis, analista del conflicto armado en Colombia, reconoce que “si bien el ELN posee la capacidad de ejecutar un atentado tan grave como el de Cúcuta, toda vez que dicha guerrilla está presente en 140 municipios, lo usual es que reivindique sus acciones, pero lo ha negado”.

Por lo que se vuelve a plantear la cuestión de que si el ELN, o las llamadas “disidencias” de las ex FARC, no habrían ejecutado el atentado de Cúcuta ¿a quién beneficia provocar la zozobra que genera un acto de violencia de estas dimensiones? “Nos mantienen en un clima de miedo y violencia porque al partido de Gobierno no le interesa construir un orden de convivencia, no quiere ampliar la democracia”, critica Celis.

Si ELN mismo es capaz de causar terror, a la vez que es utilizado para mantener el miedo, ¿por qué no deja las armas y opta por la paz?.

“El ELN ha dicho que está interesado en un proceso, pero lo que quiere el uribismo es rendición, y así no funciona”, precisó Celis.

Por su parte, Rafael Guarín, Consejero presidencial para la Seguridad Nacional, reiteró este 17 de junio en El Tiempo “que las posibilidades de acercamiento siempre han estado supeditadas a la renuncia a las actividades terroristas por parte del ELN, cuya respuesta siempre ha sido de acciones criminales y de violencia contra la ciudadanía”.

El narcotráfico, el material que hace explotar países

Según Celis, hay tres hipótesis sobre los presuntos autores o los posibles vínculos con el atentado en la Brigada 30 de Cúcuta.

“La de que fueron el ELN o las disidencias de las ex FARC; la de que fuerzas quieren atizar las diferencias entre Colombia y Venezuela en busca del despropósito de una intervención. Por último, que se trata de un ajuste de cuentas del mundo del narcotráfico”. Todos escenarios que “hacen crecer el miedo como estrategia partidista en Colombia”, remarcó Celis.

La Brigada 30 está ubicada a las puertas de El Catatumbo, donde diversos grupos guerrilleros y paramilitares se disputan desde hace décadas las ganancias de la minería ilegal, el robo de tierras y el narcotráfico. Un negocio, según Celis “no ajeno a algunos miembros de las Fuerzas Militares”.

La historia parece repetirse. Justo este 17 de junio se cumplió medio siglo de que en 1971 Richard Nixon declarara la llamada Guerra contra las Drogas porque “afectaban la concentración” de los soldados estadounidenses en Vietnam.

El otrora presidente no pensó en la alternativa de terminar con la guerra. Al final, Estados Unidos perdió la guerra de Vietnam y, como concluye Celis, “el mundo perdió la guerra contra las drogas”. Solo falta asumir las consecuencias.