El exministro de Salud de Brasil, Nelson Teich, confirmó este miércoles que recibió presiones del presidente Jair Bolsonaro para recomendar cloroquina contra la covid-19. Debido a esta razón, se provocó su precipitada renuncia del Gobierno.

Teich, quien solo estuvo 30 días en el Ministerio de Salud, compareció ante una comisión del Senado que investiga posibles omisiones del Gobierno.

“Es una cosa pública. Existía un deseo del presidente por hacer eso”, declaró Teich sobre el origen de las presiones por el uso de la cloroquina en la red pública. Según explicó, fue uno de los motivos principales de su renuncia.

Teich fue el segundo de los cuatro titulares de la cartera de Salud que ha tenido el Gobierno desde la irrupción de la pandemia en el país.

Explicó ante los senadores decidió renunciar porque tampoco tuvo la “autonomía” que le ofreció Bolsonaro.

Uso de la cloroquina

Sin embargo, insistió en que “la cuestión de la cloroquina fue un factor determinante”.

Explicó que, desde el punto de vista personal y como médico, no podía apoyar que se liberasen medicinas “de forma indebida”.

Recordó que la cloroquina solo era recomendada para pacientes de covid-19 en estado terminal y como un “alivio”.

El problema surgió cuando Bolsonaro propuso el llamado “tratamiento precoz”, aplicado después de la aparición de los primeros síntomas.

“Cuando se sabe que el remedio no funciona, eso está equivocado”, declaró Teich ante la comisión parlamentaria.

Teich fue sucedido en el cargo por el general Eduardo Pazuello, que llevó a numerosos militares a los puestos de dirección del ministerio.

Una de las primeras medidas de Pazuello fue precisamente liberar el uso de cloroquina y el llamado “tratamiento precoz”, que según muchos especialistas ayudó a agravar la crisis sanitaria en Brasil, uno de los países más afectados por la pandemia en el mundo.

Este jueves, la comisión escuchará al actual ministro de Salud, quien deberá explicar las acciones del Gobierno para la adquisición de vacunas.

Estas escasean en el país y sólo han llegado, con las dos dosis necesarias, a cerca del 7% de los 210 millones de brasileños.