El ELN, la mayor guerrilla de Colombia y América Latina actualmente.

¿Qué guerrillas siguen activas en América Latina y en qué países operan?

Por Matías Vega
La información es de Deutsche Welle

08 septiembre 2020 | 17:06

Dos menores muertas en un operativo contra la guerrilla Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) han puesto al Gobierno de Paraguay en aprietos, y vuelven a poner a las guerrillas en la palestra.

Pero, ¿cuántos de estos grupos paramilitares siguen operando en América Latina?

Paraguay

El Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) es un grupo armado fundado bajo postulados marxistas-leninistas, en 2008, pocos meses antes del triunfo electoral del obispo católico izquierdista Fernando Lugo, y cuando la izquierda conseguía triunfos electorales en la región.

Opera en el norte de Paraguay, donde es conocido por el secuestro de varios miembros de comunidades menonitas, así como por ataques y extorsiones financieras a otros productores agroganaderos.

La Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), el cuerpo mixto policial y militar que combate al EPP, allanó este miércoles 2 de septiembre de 2020 el que se dijo que sería el principal campamento de esta guerrilla, del que huyeron alrededor de una docena de guerrilleros. 

México

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) salió a la luz pública con un levantamiento armado de guerrilleros indígenas encapuchados en Chiapas, un estado mayormente indígena y pobre al sur de México, en la Nochevieja de 1993.

Encabezados por el llamado “subcomandante Marcos”, identificado en 1995 como Rafael Sebastián Guillén Vicente, reclamaban mejores condiciones de vida para los pueblos indígenas. Concretamente, se oponían a la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y el curso neoliberal del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.

Eran pocos, estaban mal armados y carecían de estructuras de poder consolidadas, aunque consiguieron ocupar siete localidades. Tras un par de semanas de sangrientos choques con el Ejército, se replegaron hacia la selva.


No obstante, volvieron a los titulares internacionales con una marcha hacia la capital en 2001, exigiendo la inclusión en la Constitución de la autonomía completa de los pueblos indígenas, pactada en los Acuerdos de San Andrés Larráinzar, en 1996. Pero la Ley de Cultura y Derechos Indígenas promulgada ese año no incluyó todo lo negociado.

Desde entonces, el EZLN mantiene su propia organización social y comunitaria en una parte de las regiones de Los Altos y la Selva Lacandona de Chiapas. En 2006, el llamado “subcomandante Marcos” lideró una contra-campaña presidencial anticapitalista, recorriendo varios estados del país. Y aunque un consejo indígena y el EZLN presentaron incluso una candidata común a las elecciones generales de 2018, hasta hoy hay guerrilleros armados en el estado de Chiapas.

Colombia

Reconocida como última guerrilla de Colombia, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) cuenta con unos 2.300 combatientes, según cifras oficiales, y una extensa red de apoyo urbana. Tras el Acuerdo de Paz del Estado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en 2016, pasó a ser la mayor guerrilla del país.

Nació en 1964, liderada por sacerdotes cercanos a la Teología de la Liberación como Camilo Torres (que pronto caería en combate); inspirada en la revolución cubana, con la intención expresa de luchar contra la pobreza y las desigualdades, y con una mirada “guevarista” de la lucha armada.

Ha empleado los secuestros, especialmente de extranjeros, como forma de obtener recursos para financiar su lucha contra el Estado. Y se halla en la lista de organizaciones terroristas sancionadas por la Unión Europea (UE).


Opera hoy en el 12% de los 1.100 municipios colombianos, según investigaciones independientes citadas por la agencia de noticias EFE. Nicolás Rodríguez Bautista, alias Gabino, su actual comandante, ha puesto el foco en el nacionalismo y la protección de recursos. Sus bastiones son las regiones mineras y petroleras colombianas, donde también han realizado atentados contra instalaciones de empresas extranjeras.

El Estado colombiano y el ELN han intentado ya tres veces, sin éxito, poner término al conflicto que los enfrenta. La primera, a comienzos de los noventa, con el entonces presidente César Gaviria (1990-94). La segunda, con Álvaro Uribe (2002-2010). Y la tercera, desde 2017, con Juan Manuel Santos (2010-2018).

El actual presidente, Iván Duque, interrumpió los diálogos con el ELN tras un ataque con carro bomba contra una academia de Policía en Bogotá, que dejó 22 víctimas, además del agresor, en enero de 2019.

Actualmente, Colombia vive un deterioro de la seguridad pública marcado por masacres en diferentes zonas. El ELN descarta su participación y responsabiliza de los hechos a grupos ”narcoparamilitares”.

El Gobierno colombiano ofreció en abril pasado a miembros de Grupos Armados Organizados (GAO), la posibilidad de someterse a la Justicia, si demuestran voluntad de reincorporación a la vida en sociedad.


El ofrecimiento no sólo se dirigió al ELN, sino también a otros cuatro grupos, a los que ya no se les reconoce un carácter político: a las disidencias de las FARC que no se acogieron al Acuerdo de Paz firmado en noviembre de 2016 por el Gobierno colombiano y esa guerrilla, hoy partido político.

Al Clan del Golfo, la banda criminal más grande del país, dedicada al narcotráfico y la minería ilegal, tras la desmovilización de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), en 2006. A una disidencia de esta llamada ”Los Caparros”. Y a ”Los Pelusos”, un reducto de la otrora guerrilla Ejército Popular de Liberación (EPL). 

Las autoridades colombianas acusan a estos grupos armados ilegales de ser los mayores generadores de violencia en el país, asesinar a líderes sociales y exguerrilleros desmovilizados, así como destruir el medio ambiente con el narcotráfico y la minería ilegal. 

Perú

El Partido Comunista del Perú, conocido como Sendero Luminoso (PCP-SL), fue una organización marxista-leninista-maoísta, que inició “un conflicto armado contra el Estado y la sociedad peruana” en 1980, resume la Comisión Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), que investigó la violencia terrorista de este grupo y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), así como su represión militar, en su informe final de 2003.

Conducido por el profesor de filosofía Abimael Guzmán, alias “Presidente Gonzalo” y actualmente en prisión por terrorismo, Sedero Luminoso “cometió gravísimos crímenes que constituyen delitos de lesa humanidad” y fue responsable del 54% de las más de 30.000 víctimas fatales reportadas a la CVR.


Sus miembros eran pocos: 520 entre militantes del partido y simpatizantes más cercanos al momento de iniciar el conflicto armado, en 1980, y alrededor de 2.700 hacia 1990, cuando ese conflicto alcanzaba su mayor extensión e intensidad. No obstante, se convirtieron en un factor decisivo en la crisis de la democracia peruana que desembocó en el golpe de Estado de abril de 1992 y en “el gobierno autoritario y corrupto” de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, subraya la CVR.

Tras la caída de su líder máximo y la mayoría de su dirección nacional en 1992, y su decisión de solicitar negociaciones de paz al gobierno de Fujimori en 1993, la nueva dirección del PCP-SL no cambió sus métodos de acción, pero sus acciones terroristas perdieron efectividad.

Los remanentes de ese grupo armado, que sigue siendo sancionado como organización terrorista por la UE, siguen operando y realizando atentados en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), según fuentes militares, en alianza con los cárteles del narcotráfico.

Puerto Rico

El Ejército Popular Boricua es una organización político-militar clandestina fundada en 1976, que persigue la independencia respecto a EEUU de Puerto Rico, donde busca establecer un Estado socialista.

Conocido también por apodos como Los macheteros, se le han adjudicado diversos robos y ataques violentos contra objetivos militares estadounidenses. Su comandante fundador, Filiberto Ojeda Ríos, fue ultimado por el FBI en 2005.

Bajo el mando de una nueva figura anónima, conocida como Comandante Guasábara, la organización parece haber pasado de las acciones militares a la filtración de información de inteligencia estadounidense.