Autoridades ambientales de Paraguay investigan las causas de que un pequeño lago se tiñera de rojo, mientras los lugareños apuntan a efluentes de talleres de cuero que operan con ganado vacuno en sus orillas, observó la AFP este jueves.

La llamada Laguna Cerro, una de tantas que se forman como meandros del río Paraguay en una vertiente donde el curso de agua hace una curva antes de alcanzar Asunción, era cristalina hasta hace cuatro meses.

Pero en la laguna, en la localidad de Limpio, distante a 30 km de la capital paraguaya, el líquido comenzó a cambiar de color, en coincidencia con el inicio de la cuarentena por la pandemia, observó la AFP.

“Hemos tomado muestras para descubrir exactamente los tipos de contaminantes que tiene este lago. Es muy extraño el color que tomó el agua”, dijo a la AFP el ministro del Medio Ambiente, Ariel Oviedo.

La jefa de laboratorio del ministerio, ingeniera Rosa Morel, sostuvo que de las primeras muestras “se observan indicios de contaminantes químicos y orgánicos”.

“Definir el tipo de contaminante es clave para orientar la recuperación del agua”, indicó.

Según expertos de la Universidad Nacional, el color del agua responde a la presencia de metales pesados como hierro, cromo y zinc, entre otros, usualmente usados en el proceso de curtiembre.

El agua comenzó a teñirse de rojo

Los vecinos atribuyen directamente la contaminación a grandes descargas de efluentes provenientes tanto de industrias cercanas como del barrio Piquete-Cué de la localidad de Limpio.

“De verde el agua se fue clareando hasta tomar un color rosado hasta quedar hoy completamente rojo”, explicó a la AFP Cristina Ruiz, una habitante del lugar.

Pánfilo Vázquez describió un “olor muy fuerte” y una presencia creciente de moscas y mosquitos. “A la noche es imposible salir a tomar aire afuera. Hay que encerrarse para evitar el ambiente desagradable que se respira”, dijo.

Para reducir y neutralizar el olor fétido que se desprende del agua estancada los vecinos depositan cal.

Según Morel, “por suerte” el pequeño lago no tiene conexión con los demás espejos de agua que existen en la zona por la larga sequía que aqueja a la región, que además redujo a niveles críticos (0,50 metros) el nivel normal del río Paraguay, por donde circulan unas 3.000 barcos y barcazas que unen los puertos de Paraguay, Bolivia, Brasil y Argentina.

“Evidentemente se arrojaron desechos tanto orgánicos como químicos. Hay una mezcla. Los desechos de las industrias deben ser separadas antes en una planta de tratamiento”, precisó Morel.

Algas dañinas

Según la experta, las investigaciones en el lugar confirmaron la presencia de “algas dañinas como cianobacterias que son micro organismos que se alimentan de fósforos”. “Estamos buscando también cromo y sustancias taninosas. Las curtiembres usan bastante base de tanino sintético para curar el cuero”, puntualizó.

Fiscales ambientales iniciaron paralelamente una pesquisa para determinar la responsabilidad de quienes arrojaron los desechos.

Mientras, las autoridades buscan confinar el pequeño lago para que cuando llueva -en setiembre- no se mezcle con los demás espejos de agua, y que las empresas involucradas se hagan cargo del daño perpetrado.

“Yo creo que con un plan de tratamiento y con la ayuda de la naturaleza se puede recuperar el espejo de agua en la próxima temporada de lluvias”, manifestó Morel a AFP.