Casi un millar de personas protestaron este sábado en la capital argentina contra la cuarentena obligatoria que rige desde el 20 de marzo para frenar la propagación del coronavirus.
Con banderas argentinas y sin cumplir con el distanciamiento social obligatorio, los manifestantes reclamaron el final de la cuarentena, pese a que las estadísticas demuestran que ésta ha sido efectiva para ralentizar los contagios.
Argentina, un país de 44 millones de habitantes, reportó este sábado un récord de contagios en un día (795) y suma 16.201 positivos de los cuales 528 fallecieron y 4.788 fueron dados de alta.
El gobierno de Alberto Fernández ha prorrogado la cuarentena en sucesivas ocasiones desde marzo aunque ha permitido algunas actividades no esenciales en distintos puntos del país, según la tasa de contagio y la densidad de población.
La cautela prevalece, sin embargo, en Buenos Aires y su poblada periferia adonde se concentra casi el 90% de los contagios.
La prohibición de las actividades económicas no esenciales ha levantado la protesta de los sectores más afectados, sobre todo comerciantes y trabajadores independientes.
“Basta de cuarentena, libertad de trabajo”, se leía en uno de los carteles que portaban los manifestantes en torno al Obelisco porteño adonde también acudieron personal médico y sanitario en caravana de automóviles para pedir más medidas de protección y mayores salarios.
“No es necesario, somos grandes, nos sabemos cuidar, hacer una cuarentena inteligente sin encerrar a la gente es más útil que lo que están haciendo, nos están fundiendo”, dijo a la AFP Rachel que declinó dar su apellido.
“Fue un acierto adoptar enseguida la cuarentena pero después se tornó en un tema político”, opinó Marcelo Bach, de 58 años.
Pese a las protestas, casi el 85% de los argentinos aprueba la prórroga de la cuarentena que vencerá el 7 de junio, según un sondeo de la consultora Raúl Aragón y Asociados.
Para contrarrestar los efectos económicos del confinamiento, el gobierno ha lanzado un millonario plan de subsidios con exenciones impositivas, préstamos a tasas subsidiadas y el pago de hasta el 50% de los salarios del personal a las empresas, entre otros beneficios.
También ha autorizado a algunas industrias, como las automotrices, a volver a funcionar bajo estrictos protocolos de seguridad.
La tercera economía de América Latina se encuentra en recesión desde 2018, con una alta inflación y un aumento de la pobreza que golpea a uno de cada tres habitantes.
En marzo, con tan solo 10 días de confinamiento, la actividad económica cayó un 11,5% con respecto al mismo mes del año anterior.