Perú es el segundo país de América Latina con más contagiados de coronavirus y este miércoles superó los 100.000 casos, sobrepasando los 3.000 muertos. Cifras que ponen a los hospitales al borde del colapso.

En las últimas 24 horas el número total de casos confirmados llegó a 104.020 y el de fallecidos a 3.024, según el nuevo balance del Ministerio de Salud tras nueve semanas de confinamiento nacional en un país con su economía virtualmente paralizada.

La enorme mayoría de los casos son de Lima y del vecino puerto del Callao, donde vive un tercio de la población peruana y se acumulan casi el 70% de los contagios a nivel nacional.

El número de casos de coronavirus -y de decesos- se triplicó en relación al 30 de abril, y familiares de fallecidos y personal sanitario reclaman por las carencias de equipos y medicinas en los hospitales públicos.

“Es como una película de terror, adentro (del hospital) parece como un cementerio por los cadáveres, los pacientes mueren en sus sillas, (o) en sillas de ruedas”, dijo a la AFP el enfermero Miguel Armas, del hospital Hipólito Unanue de Lima, cuyos trabajadores salieron este miércoles a la calle a protestar.

Ya hay muchos trabajadores contagiados, muchos muertos, no tenemos la seguridad para sobrevivir en esta pandemia”, agregó.

En Perú hay 7.533 pacientes hospitalizados con Covid-19, mientras crematorios de cementerios de Lima trabajan día y noche para incinerar a fallecidos por esta enfermedad y se forman filas de carros fúnebres afuera de algunos hospitales del Callao.

“Mi papá murió solo, no hay doctores adentro, (los pacientes) se están muriendo porque no hay doctores, no hay medicina”, dijo a la AFP Gloria Baylón, de 37 años, hija de un hombre que falleció de coronavirus en el hospital Luis Negreiros del Callao.

Perú es el segundo país latinoamericano con más casos de coronavirus, después de Brasil, y el tercero en decesos, detrás de Brasil y México.

Muertes en la Amazonía

El nuevo coronavirus también causa estragos en regiones peruanas de la calurosa costa norte, como Piura y Lambayeque, y en remotas ciudades y aldeas de la Amazonía peruana, habitadas principalmente por comunidades nativas.

“Tenemos 45 indígenas fallecidos con síntomas de Covid-19” en la región selvática de Ucayali, dijo a la AFP Raúl Sánchez, líder de la comunidad San Francisco de Ucayali, habitada por la etnia amazónica Shipibo Conibo.

“Yo salí positivo con coronavirus, pero eso no fue un tema para entristecerme. Eso me sirvió para tomar más remedios caseros”, agregó Sánchez, de 45 años.

Los miembros de la etnia Shipibo Conibo afincados en Lima no están mucho mejor, pues cientos de ellos dieron positivo al coronavirus, por lo que sus viviendas fueron fumigadas por la Municipalidad de Lima.

En la región de Loreto, donde nace el río Amazonas, los hospitales también están al borde del colapso, lo que ha llevado al gobierno a enviar desde Lima personal sanitario, equipos de respiración asistida y otro material.

Llamada popularmente “el pulmón del mundo”, la Amazonía se está quedando sin oxígeno para atender a los pacientes con coronavirus, advirtió hace unos días el jefe regional de salud de Loreto, Carlos Calampa.

El ministro de Salud, Víctor Zamora, indicó que el Perú se encuentra en el pico más alto de contagios de virus.

“Estamos en una meseta. Si la tendencia se mantiene, será una meseta prolongada. La duración no se podría avizorar”, dijo a la radio RPP Zamora.

Focos en mercados y bancos

Perú impuso el 16 de marzo un confinamiento domiciliario nacional y cierre de fronteras, cuando había 86 casos de coronavirus en el país.

Sin embargo, el confinamiento no impidió que el virus se expandiera, en parte porque unos 2.000 mercados de alimentos continuaron funcionando y muchos de ellos se convirtieron en focos de propagación del virus.

A ello se sumó un mal servicio de entrega de bonos de dinero del gobierno para familias vulnerables, lo que provocó aglomeraciones en bancos de todo el país sin que se respetara la distancia física entre las personas.

Así el país firmó un convenio para la llegada de una brigada de 85 médicos y paramédicos cubanos para reforzar los servicios sanitarios, y habilitó camas para pacientes menos graves en la Villa Panamericana.