De luto, miles de vecinos del pueblo de Tulyehualco, al sureste de Ciudad de México, despidieron este martes a la niña de siete años que fue hallada muerta este fin de semana, en un ambiente de profunda consternación por la violencia femicida que golpea al país.

La pesadumbre de los presentes en el funeral se fundió con la indignación que, horas antes, convocó también a decenas de mujeres hasta la residencia presidencial de México donde, por segunda vez en menos de una semana, protestaron exigiendo justicia y acciones concretas contra la violencia de género.

Cantos, rezos y gritos de “¡justicia!” resonaron por las calles de casas austeras donde habitaba la menor con su familia, mientras el dolor embargaba a adultos y niños que portaban flores y globos blancos en su honor.

“Para mí es muy fuerte todo esto. Yo la vi nacer, crecer(…) Como familia esperamos que se haga justicia y que ni a una niña, ni a un niño más les quiten la vida”, dijo Aída Ramírez, tía de la menor, a la AFP.

Sobre su ataúd, cubierto con flores y una manta blanca, reposaba un oso de peluche mientras una banda de mariachis acompañaba la procesión que pasó primero por la escuela donde estudiaba antes de dirigirse al cementerio.

Terminar con la impunidad

El hallazgo este fin de semana del cadáver de la niña, con signos de tortura y tras ser reportada desaparecida el 11 de febrero, generó protestas en el pueblo y en su escuela, así como en redes sociales con los hashtags #Justiciaparatodas y #Niunamenos.

La mañana del martes, en tanto, mujeres ataviadas con prendas negras y algunas con el rostro cubierto, exigieron a las autoridades un alto a la impunidad.

Al grito de “¡Violan mujeres, protegen monumentos!” y “¡los feminicidios son crímenes de Estado!“, las manifestantes pidieron al presidente Andrés Manuel López Obrador asumir su responsabilidad ante esta problemática.

Poco después, hicieron un minuto de silencio por la menor asesinada.

El viernes y sábado pasados, los colectivos protestaron también en el Palacio Nacional de México y por calles de la ciudad, tras el brutal asesinato de Ingrid Escamilla, de 25 años, apuñalada y desollada por su pareja hace unos 10 días en el norte de la capital.

“Quemaremos todos los monumentos y todas las paredes hasta que el gobierno nos haga caso”, dijo a la AFP una mujer que participó en la protesta del martes y que prefirió omitir su nombre.

López Obrador dijo que su gobierno se concentra en las causas que originan la violencia, una postura que reitera ante los insistentes cuestionamientos de los medios sobre el aumento del número de crímenes en el país.

“En la medida que tengamos una sociedad más justa, más igualitaria, fraterna, con valores, en donde el individualismo no sea lo que prevalezca(…), así vamos a ir enfrentando todos los desafíos”, dijo el mandatario en su habitual conferencia matutina.

Cuestionado por periodistas, el mandatario dijo que aprueba la creación de una fiscalía especializada en feminicidios.

Se busca a sospechosa

El lunes, la fiscalía de la capital ofreció una recompensa de dos millones de pesos (unos 107.000 dólares) para quienes aporten información que permita dar con quien la secuestró y la mató.

La dependencia dijo que la madre de la niña acudió a recogerla a la escuela y que, al no encontrarla, inició la búsqueda. Según imágenes de las autoridades, el día que la niña desapareció fue vista de la mano de otra mujer.

La fiscal Ernestina Godoy informó este martes que ya existe un retrato hablado de la sospechosa y que se revisarán los protocolos de la Alerta Amber, que se activa cuando hay reportes de menores desaparecidos, para hacerlos más efectivos.

México registró 1.006 víctimas de feminicidio en 2019, según cifras oficiales, aunque el número podría ser mayor pues existen deficiencias para tipificar el delito, según expertos.