Los uruguayos comenzaron a votar este domingo para elegir nuevo presidente, en una elección que podría dirimirse en un balotaje y en la que los votantes deberán pronunciarse también sobre una reforma de seguridad que promueve la creación de una guardia nacional militarizada.

Las mesas de votación abrieron a las 08:00 para que sufraguen unos 2,6 millones de ciudadanos habilitados a emitir su voto, en unos comicios que tienen como favoritos al oficialista exalcalde de Montevideo Daniel Martínez, con 40% de la intención de voto, y al exsenador de centroderecha Luis Lacalle Pou, con 28%.

Luego de una veda en la difusión de encuestas desde el viernes, el postulante del Frente Amplio (izquierda) y el del Partido Nacional encabezan los sondeos para pasar a una segunda vuelta que tendrá lugar en noviembre si ninguno obtiene la mitad más uno de los votos válidos.

Dos visiones de país

Mientras Martínez, un ingeniero de 62 años, propone la continuidad de las políticas del Frente Amplio, que gobierna desde 2005 y busca su cuarto mandato, Lacalle, un abogado de 46 años plantea cambios en materia de gasto público, comercio y política exterior.

Durante la campaña el candidato opositor ha sido un duro crítico del persistente déficit fiscal en Uruguay, que durante los gobiernos del Frente Amplio ascendió a 4,8% del PIB, y ha propuesto una serie de medidas para ahorrar en el Estado pero sin subir impuestos tras varios ajustes fiscales basados en incrementos de tributos y alzas de tarifas de servicios públicos.

El candidato oficialista, en tanto, no descarta ninguna herramienta para subsanar los problemas de caja de Uruguay, que tiene gran acceso a los mercados de deuda y financia su brecha financiera con ese mecanismo.

Mientras Lacalle Pou ha calificado de “vergüenza nacional” la política uruguaya de cercanía con Venezuela, Martínez declaró a la AFP que continuaría “totalmente” con la tesitura actual del gobierno del Frente Amplio, que evita condenar al régimen de Nicolás Maduro en foros internacionales y tiene una relación muy cercana desde siempre con el chavismo.

Martínez se dice aperturista en materia comercial, pero tiene reparos en firmar cualquier tipo de acuerdo de libre comercio
, en particular si no existen salvaguardas para el desarrollo local de tecnología y las compras públicas.

Lacalle Pou ha señalado, por su parte, que irá por una diplomacia comercial para abrir mercados, luego de las dificultades que ha tenido el gobierno de Tabaré Vázquez para avanzar en tratados a los que se opone su fuerza política.

A pesar de esta situación, Uruguay logró firmar en junio, junto a los demás socios del Mercosur, un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea tras 20 años de negociaciones, dando cierto alivio al canciller Rodolfo Nin Novoa quien al asumir en 2015 había prometido pelear por la apertura comercial, en un país que enfrenta un estancamiento de su economía y un elevado desempleo del 9% que podría paliarse con inversión extranjera