La historia se repite en Nicaragua donde se celebra los 40 años de la toma de Managua por guerilleros sandinistas, un acontecimiento que marcó el fin de la dictadura somozista y el triunfo de los revolucionarios del Frente Sandinista de Liberacion Nacional, hoy convertido en partido casi hegemónico con Daniel Ortega a su cabeza. Es lo que denuncia una ex guerrillera sandinista…

El 19 de julio de 1979, tras varios meses de lucha, los guerrilleros nicaragüenses sandinistas, así llamados en memoria del revolucionario Augusto César Sandino de inicios del siglo, tomaban la capital Managua. Aquel día se derrumbaba definitivamente la dictadura del clan Somoza que dominó con mano de hierro, la vida política nicaragüense durante más de cuatro décadas.

Mؚónica Baltonado, una de las comandantes que dirigían la guerrilla sandinista en Managua se rememora aquel día al micrófono de RFI. Debido a que el dictador Anastasio Somoza había abandonado Managua, los guerrilleros no tuvieron “grandes combates sino algunas escaramuzas en los alrededores. Pero ya prácticamente el 19 de julio entramos a los cuarteles principales y a la casa presidencial que había ocupado Somoza”, recuerda.

De los ideales de la revolución sandinista, Baltodano recuerda lo siguiente: “A parte de que queríamos salir de una dictadura que se robaba las elecciones y que había implantado en el país un modelo capitalista profundamente concentrador de la riqueza, los ideales nuestros no eran nada más sacar a Somoza sino transformar a Nicaragua en un régimen democrático con justicia social”.

MIGUEL ALVAREZ / AFP
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Los ideales sandinistas

“Aspirábamos a erradicar el latifundio, prometimos una reforma agraria, urbana, combatir la prostitución, la discriminación de las mujeres. Eran ideales que tenían una orientación socialista, pero que a la vez reivindicaban una economía mixta y pluralismo político. No queríamos un partido único”, precisa la ex guerrillera.

Mónica Baltonado, quien desempeñó el cargo de ministra de asuntos regionales en el primer gobierno de Ortega en los años 80, pasó a ser una de las voces críticas del régimen de Ortega al que acusa de haber acabado con los ideales sandinistas.

 Maynor Valenzuela / AFP
Maynor Valenzuela / AFP

Complicidad del sector privado

Bajo la presidencia de Daniel Ortega, quien dirige el país desde 2007, Nicaragua parece haber vuelto a los años 70. El régimen orteguista controla todas las esferas del poder, ha reprimido duramente las protestas opositoras del año pasado, y ha otorgado concesiones y ventajas fiscales a las grandes empresas.

“El sector privado, los grandes sectores capitalistas en Nicaragua, que tres familias en particular que incluye al señor Carlos Pellas, tienen una profunda culpe de lo que ocurre en Nicaragua, denunció en París Bianca Jagger, defensora de los derechos humanos a través de la fundación que lleva su nombre.

“Ellos hicieron pactos con Daniel Ortega. Permitieron que Ortega desmantelara las instituciones y cambiara la Constitución para ser presidencia de por vida. Para ellos, lo importante eran las ventajas que Daniel Ortega les daba”, dijo Jagger a RFI.

Con más de 60.000 exiliados, 325 muertos y cientos de presos políticos liberados a cuenta gotas, el gobierno de Daniel Ortega sofocó las grandes protestas del año pasado.

Pero la crisis económica y la presión de la Organizaciones de Estados americanos y de Estados Unidos lo ha llevado a volver a sentarse a negociar con la oposición, sin que se llegue aun a una solución para la democratización del país.

En su resolución del 28 de junio, la Organización de Estados Americanos aprobó una resolución en la que le pidió al gobierno de Ortega “permitir el ingreso de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos” y otros organismos internacionales. La OEA reiteró, además, su “preocupación” frente al “deterioro de las instituciones democráticas” y la vulneración de “los derechos humanos” en Nicaragua.

 INTI OCON / AFP
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