Miles de personas se manifestaron el domingo en Brasil en apoyo al ministro de Justicia Sergio Moro quien enfrenta acusaciones de haberse conjurado con fiscales para impedir que el líder izquierdista Luiz Inacio Lula da Silva se postulase nuevamente a la presidencia.

Moro, que era un poderoso juez antes de sumarse en enero al gobierno de Jair Bolsonaro, es blanco de pedidos de renuncia desde que se reveló que había mantenido conversaciones con fiscales de la operación anticorrupción Lava Jato para buscar supuestamente la forma de impedir que Lula participara a las elecciones de 2018.

Según informó el sitio web de noticias G1, los manifestantes, vestidos con los colores amarillo y verde de la bandera de Brasil, salieron a la calle en 27 ciudades, incluida la capital Brasilia, Río de Janeiro y Sao Paulo, para mostrar su apoyo a Moro, al que muchos brasileños consideran un héroe.

También pidieron que el Congreso apruebe una ambiciosa reforma del sistema de pensiones. Bolsonaro advirtió que si esa reforma no se adopta, el país corre riesgo de quebrar.

La participación pareció, sin embargo, menor a la estimada en anteriores marchas a favor y en contra del actual gobierno.

“Creo que el ministro Moro es fundamental para todo lo que está bien en este país”, dijo a la AFP Nelson de Oliveira Filho durante una manifestación en Sao Paulo. “Muéstreme una persona en la que podamos confiar”, añadió.

Bolsonaro expresó en Twitter sus felicitaciones a los manifestantes mientras que Moro les agradeció por “creer” en su trabajo.

“Hackers, criminales, o editores maliciosos no alterarán esas verdades fundamentales”, dijo Moro en la misma red social.

Últimas revelaciones

En los últimos mensajes publicados por el sitio web de investigación The Intercept, los fiscales expresaron preocupación de que Moro tuviera una agenda personal y política y se mostraban descontentos por su nombramiento como ministro en el gobierno ultraderechista de Bolsonaro, un hecho que podría socavar la credibilidad de la investigación, según ellos.

Moro cuestionó la autenticidad de las conversaciones filtradas y rechazó las afirmaciones de que había sido parcial en los casos de Lava Jato.

El ministro declaró hace poco ante una comisión del Senado que había sido víctima de “venganza” por sus esfuerzos anticorrupción.

Políticos de todo el espectro han sido afectados por Lava Jato, una operación iniciada en 2014 para investigar el saqueo al que fue sometida la petrolera estatal Petrobras.

Pero sus críticos dicen que Moro, responsable de la primera condena contra Lula en 2017 por aceptar sobornos y lavado de dinero, se centró sobre todo en el expresidente y líder del Partido de los Trabajadores con el fin de acabar con más de una década de gobiernos de izquierdas en Brasil.

La Corte Suprema aplazó la semana pasada la discusión sobre si Moro había sido imparcial o no en el juicio a Lula.

El expresidente, que dirigió Brasil en un período de crecimiento económico histórico, entre 2003 y 2010, ha negado todos los cargos de corrupción en su contra, argumentando que sólo buscaban evitar que compitiera en las elecciones de 2018 que finalmente ganó Bolsonaro.