Ocurrió en pleno Zócalo, en la capital mexicana. Los taxistas que se instalaron frente al Palacio Nacional llamaron la atención de los transeúntes en un país donde el catolicismo es arraigado.

Crucificarse fue el método más llamativo, según constató el periódico local El Universal. Las quejas de los choferes tienen que ver con lo que denominan la falta de regulación en el pago de concesiones para el funcionamiento de las aplicaciones Uber, Cabify y Didi.

La protesta fue multitudinaria, ya que el medio de comunicación anteriormente citado, sostiene que arterias principales en Ciudad de México, entre estas Insurgentes y Paseo de la Reforma, entre otras, sirvieron de enormes estacionamientos durante la peculiar manifestación de esta mañana.

El Universal / México
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Los inconformes elevaron su queja relacionándola al fervor religioso mexicano, en espera de reunirse con la máxima autoridad capitalina: Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno.

Es la intermediaria directa para hacer valer su descontento con el funcionamiento de dichas aplicaciones de transporte, tras asegurar que agotaron una posibilidad de diálogo con el Secretario de Movilidad Andrés Lajaud, quien según ellos, se negó a escucharlos.

No están solos a la hora de llevar a cabo este tipo de manifestaciones. Los choferes de microbuses, que proceden del Estado de México, los respaldaron en todo momento.

La medida resultó todo una penitencia para los automovilistas que quedaron atrapados en la enorme capital mexicana, desde la zona conocida como Lomas de Chapultepec, hasta la Torre Mayor y entrada de Bosques de Chapultepec.

Sin embargo, los taxistas y choferes de microbuses han puesto su fe (literal) en que con este tipo de medidas serán escuchados por las autoridades mexicanas.

El Universal / México
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