Ayer, la capital argentina fue escenario de una marea de pañuelos verdes. Las mujeres marcharon una vez más, acompañadas de hombres que se han puesto en sus zapatos a la hora de pujar por una nueva ley de aborto. Uno de los asistentes relató a BioBioChile desde Buenos Aires, por qué a su juicio la ley aborto actual es obsoleta y cuáles son los prejuicios que prevalecen en esa sociedad.

La normativa actual que permite la interrupción del embarazo, nació en 1921 y habría cumplido su tiempo de vida. Da luz verde al aborto en niñas, adolescentes y mujeres, solo si han sido violadas o si su vida se ve amenazada por la gestación.

Juan Gabriel Coñuel es un cineasta bonaerense, que dirigió en 2013 la película Hard Cop. Su trabajo como productor y guionista lo mantiene en las calles de su ciudad, grabando cada lucha, como la del policía que retrata en su film, peleando contra la corrupción.

Pero el martes 28 de mayo se dio cuenta que la batalla es en la vida real contra los prejuicios. En medio de la marcha por la nueva Ley de Aborto se vio abordado por una mujer que infiltrada le hizo severos reproches mientras trabajaba.

“Ayer estaba filmando y una señora comenzó a gritar. Me dijo que era un degenerado y que nos iban a pasar cosas”, dice Coñuel.

Juan Gabriel Coñuel / Facebook
Juan Gabriel Coñuel / Facebook

Forma parte, de lo que el cineasta considera un esquema patriarcal arraigado en Argentina y sobre todo en las provincias donde hay menor cantidad de medios para informarse. Que los pañuelos verdes ondeen en cada kiosco bonaerense (verificado por este medio en otras oportunidades) no quiere decir que la situación pinte favorable para los interesados.

“Lamentablemente la idiosincracia de muchas mujeres está estructurada en ese patriarcalismo. Te diría cuanto más alejado de Buenos Aires, más en contra están”.

¿Qué hace la diferencia de la ley que llaman obsoleta, con la que hoy se gesta desde las calles?

En la nueva ley de aborto se contempla, entre otros puntos:

Artículo 1: Interrupción voluntaria del embarazo. En ejercicio de sus derechos humanos, toda mujer u otras identidades con capacidad de gestar tienen derecho a decidir voluntariamente y acceder a la interrupción de su embarazo hasta las catorce semanas, inclusive, del proceso gestacional.

Artículo 2: Derechos protegidos. Esta ley garantiza a toda mujer o persona gestante, sin distinción de nacionalidad, origen, condición de tránsito y/o status de residencia/ciudadanía, todos los derechos reconocidos en la Constitución Nacional y los Tratados de Derechos Humanos ratificados por la República Argentina, en especial, los derechos sexuales y reproductivos, a la dignidad, la vida, la autonomía, la salud, la educación, la integridad, la diversidad corporal, la identidad de género, la diversidad étnico cultural, la intimidad, la igualdad real de oportunidades, la no discriminación y a una vida libre de violencias.

“Si abortás, matás”

El binomio iglesia católica y política, llevan de la mano como padre y madre al prejuicio. Las cifras son claras. El 71% de los argentinos son católicos y tiene a uno de sus connacionales a la cabeza de la institución, lo que hace su rol más combativo contra el aborto.

El papa Francisco declaró en 2018 intensificando el debate en su país: “¿Es justo matar a alguien para resolver un problema? … Es como contratar a un sicario”.

La Unidad Provida que aglutina a por lo menos 150 asociaciones en contra del aborto, le tomaron la palabra al sumo pontífice.

“Cada aborto no solo mata a un niño inocente, sino que destruye a una mujer, por lo que Provida lo considera un fracaso social, y no una respuesta a los desafíos de nuestra sociedad”.

El cineasta que habló con BioBioChile, tiene claro esto último. Ha vivido de cerca los estragos, sobre todo mentales, que causa esta decisión en cualquier mujer.

“Nadie celebra un aborto. un aborto es triste. Suele dejar secuelas. Tuve una pareja que antes de conocerme tuvo que abortar y tenia un fantasma pesado en sus hombros, no es algo fácil pero se tiene que garantizar, que escoja lo que escoja la persona, su vida no se pondrá en riesgo”.

La lucha contra lo religioso, las creencias arraigadas, en fin, los prejuicios, son según quienes piden la nueva ley de aborto lo más dificil de vencer.

“Si abortás, matás”. “Si matás, Dios te odia”. “Si abortás, ningún hombre va a querer estar con vos. Vas a ser una verguenza para tu familia”, asegura este argentino, que todavía se escucha en las provincias más lejanas al esplendor de Buenos Aires y en algunos hogares conservadores.

Johan ORDONEZ / Agencia France-Presse
Johan ORDONEZ / Agencia France-Presse

Sin embargo, la lejanía entre provincias explica un poco la complejidad del asunto.

En la de Buenos Aires, están registrados 6.699 violadores y abusadores. Se trata de un preocupante ranking provincial, publicado en marzo pasado por Infobae.

Pero hay otra provincia que por su densidad poblacional supone el caso más alarmante del “mapa de violadores”. Se trata de Salta, donde 1.270 abusadores o violadores tienen sentencia firme.

“Por la cantidad de población que tiene esa provincia -1.333.000 habitantes- debería ser considerada como el territorio donde se concentra la mayor cantidad de abusadores”, informa el medio argentino.

Por esa y otras razones sociológicas es que algunos libran la batalla en las calles por la nueva ley de aborto, tomando en cuenta que hay niñas y mujeres que no denuncian los abusos o violaciones.

“Es necesaria para que no se hagan los abortos en la clandestinidad. No es una ley a favor de que las personas aborten, es una ley a favor de que se den las condiciones para que las mujeres que asi lo deseen puedan hacerlo”.

¿Pero si la ley de 1921 avala el aborto en casos de violación?, surge la duda desde esta redacción y se traslada al entrevistado.

El cineasta argentino, asegura que “no se trata de ‘quitar vidas’. Las mujeres que deciden abortar si lo decidieron lo harán por otros medios, terminando en clínicas de mala muerte o lugares prohibidos. Es una ley que tiene que ver con la salud, con proveer salud y recursos. En Argentina prácticamente hay casos de violación y muerte todos los dias”.

Sostiene además que hay provincias que no atienden el llamado al aborto cuando se denuncia una violación. Gana la religión, el patriarcado y la política.

La más reciente muestra llegó la semana pasada, cuando un ginecólogo fue enjuiciado y declarado culpable en Río Negro, por negarse a interrumpir el embarazo de una joven de 19 años, quien aseguró fue víctima de violación. Aún espera la sentencia tras argumentar que se trataba de una gestación avanzada.

Infobae
Infobae

“Este gobierno hace agua por todos lados”

Para tener un “aborto legal, seguro y gratuito”, han transcurrido 7 intentos fallidos en el congreso desde 2005. Este es el octavo y ocurre en un 2019 complicado y necesario a la vez: año electoral.

Para quienes se aferran al hecho de agenciarse una victoria, a través de una nueva ley, está muy claro que la clase política mantiene una agenda discreta en el tema. Es año electoral y no es bueno asustar a los electores conservadores. Esa es una verdad irrefutable en cualquier latitud.

Pero las 70 organizaciones proaborto que han salido a las calles, no pretenden claudicar a la hora de exigir a las autoridades argentinas y a los partidos en el congreso, una respuesta.

“No es un gobierno que sepa cuidar. Nadie dice abiertamente ‘no’ en la política, salvo la izquierda que está a favor en su plenitud”.

Pero el resto no pronuncia un “sí”; eso tiene la agenda dividida y muchas veces ignorada a conveniencia electoral, según los impulsores de la nueva normativa.

“Muchas grandes figuras se escapan al tema o dan opiniones sinuosas. La ley de aborto no es una política de estado de este gobierno”, reconoce el cineasta local.

Al parecer, mientras el año electoral incida en la decisión, esta se buscará en las calles y para referencia de las otras sociedades de Latinoamérica.

“La ley de aborto no es una política de estado de este gobierno
pero va a ser ley. Si no es esta vez, será la próxima y eso es por el cambio de conciencia”
, sostiene el cineasta Juan Gabriel Coñuel.

Emiliano Lasalvia / Agencia France-Presse
Emiliano Lasalvia / Agencia France-Presse