El jueves nuevamente fue un día intenso y largo, tal como viene ocurriendo desde el 23 de enero, cuando el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guiadó, se autoproclamó como presidente Encargado de Venezuela y recibió el respaldo de Estados Unidos y una veintena de países.
Como ha ocurrido desde esa fecha en adelante, los mitines políticos del oficialismo y la oposición no cesan, como tampoco las acusaciones cruzadas que han llevado a este país a una polarización absoluta de todo tipo. Uno denuncia, el otro desmiente, y así sucesivamente. Claramente lejos de poder entablar diálogo alguno.
Y para ordenarnos respecto a esto, vamos por parte.
Ayer jueves, el autoproclamado presidente encargado Juan Guaidó presentó en la Universidad de Venezuela el Plan País, un documento que cuenta con varios ejes de acción a nivel económico y político, que busca ser una especie de biblia para la transición que están buscando materializar.
Fue en ese contexto que Guaidó, mientras hablaba a los presentes, recibió un papel de mano de sus asesores. Lo tomó. Lo leyó. Miró hacia arriba y lo dejó a un lado, en medio del comidillo de los asistentes a la actividad.
Minutos después le pidió a su pareja que subiera al escenario, y recién en ese minuto contó que un grupo de la FAES –organismo que pertenece a la Policía Nacional– estaba ingresando a su domicilio particular en el municipio de Baruta, Caracas. Según dijo, fueron a su casa en dos motos y una camioneta sin placas, y preguntaron por Fabiana Rosales (su esposa) y la familia.
Inmediatamente explicó que su mayor molestia era que su hija de casi dos años estaba en el domicilio, por lo que no dudó en responsabilizar a Nicolás Maduro si algo le pasaba.
“No me van a amedrentar”, dijo más tarde a la prensa el líder opositor de 35 años, con su hija de 20 meses en brazos, a las puertas de su casa en Caracas.
“Buscaban información. El objetivo es evidente (…). A esos funcionarios les digo: no crucen la raya roja”, les fustigó.
Pero la denuncia de Juan Guaidó fue desestimada por el Palacio de Miraflores, donde aseguraron que ninguna unidad de inteligencia u otra área de la policía había hecho un allanamiento o mucho menos un registro del domicilio, por lo que acusaron al autoproclamado presidente encargado de estar mintiendo. En suma, el tema subió la tensión entre ambas, tal como pudo constatar Radio Bío Bío en Caracas.
Acto seguido, ayer en la tarde vino un anuncio por parte del palacio Miraflores que generó comentarios. El ministro del Interior y Justicia, Nestor Reverol, anunció que los servicios de inteligencia habían detenido a un grupo de sicarios que estaban entrando desde Colombia a Venezuela y que venían contratados por la ultraderecha venezolanos, a matar -según dijo- políticos y altos militares del país.
Apoyo europeo
Pero no es lo único. Por otro lado, el parlamento europeo reconoció oficialmente a Juan Guaidó como máxima autoridad de Venezuela, en su calidad de presidente encargado. En concreto, la resolución fue aprobada con 439 votos a favor, 104 en contra y 88 abstenciones, metiendo presión a la Unión Europea (UE) para que haga lo mismo.
Y la decisión que no cayó bien al interior del Palacio Miraflores que dirige Nicolás Maduro. El presidente de la Asamblea Constituyente y hombre fuerte del chavismo, Diosdado Cabello, acusó a la Eurocámara de estar al mismo nivel de EEUU, con una actitud injerencista.
“Nosotros no vamos a renunciar. Nicolás no va a renunciar. Nicolás fue electo por un pueblo y vamos a resistir. Resistiremos”, aseguró.
Sin embargo, la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, anunció la creación de un Grupo de Contacto de países europeos y latinoamericanos de “90 días” de duración para buscar salidas a la crisis.
Presionada por España, Alemania y Francia, la Unión Europea lanzó un ultimátum a Maduro para que acepte unos comicios “libres” o, de lo contrario, reconocerá a Guaidó. Y ese plazo vence el domingo.
“Emergencia humanitaria”
En tanto, Guaidó, fortalecido al recibir este jueves reconocimiento de la Eurocámara, presentó su plan, que tiene como ejes atender la emergencia humanitaria (salud, alimentación), “frenar en seco la inflación”, reactivar la industria petrolera y recuperar los deteriorados servicios públicos.
Washington dijo tener listos 20 millones de dólares para entregar en comida y medicamentos, pero Maduro, quien atribuye la escasez a sanciones estadounidenses, sostiene que la ayuda humanitaria es la puerta a una intervención militar.
El conflicto político ocurre en pleno colapso, con escasez de alimentos básicos y medicinas y una hiperinflación que el FMI proyecta en 10.000.000% para este año. La crisis disparó la migración: la ONU cifra en 2,3 millones los venezolanos que dejaron el país desde 2015.
El economista y diputado José Guerra, uno de los gestores del plan de Guaidó, precisó que, además de frenar la emisión de dinero y la hiperinflación, se dictará una nueva política cambiaria y se renegociará la deuda externa, estimada en 150.000 millones de dólares.
Otro consejero económico, José Toro Hardy, expresó que Venezuela necesitará en un primer momento 30.000 millones de dólares en financiamiento.
Con todo, decidido a asfixiar al gobierno de Maduro, Estados Unidos sancionó a la estatal petrolera PDVSA -fuente de 96% de los ingresos del país- y congeló cuentas y activos venezolanos.
“Vienen por el petróleo de Venezuela”
Dicho escenario generó una nueva marcha. No fue masiva, pero si multitudinaria, la cual fue convocada por los trabajadores de la petrolera estatal PDVSA, perjudicados por los castigos de Estados Unidos a la compañía.
La vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, indicó frente a la multitud que el embargo a las cuentas no era más que la muestra de que EEUU quiere quedarse con el petróleo venezolano.
“Nuevamente, queridos trabajadores, nos están poniendo a prueba para decir que vienen por nuestro petróleo. Se han quitado todas las máscaras, porque desde Donald Trump y su vicepresidente (Mike Pence), todos sin excepción, han dicho que vienen por el petróleo de Venezuela”, acusó.
FFAA “crucial” para un “cambio”
El miércoles, en manifestaciones en todo el país, Guaidó y sus seguidores urgieron a los militares a permitir ayuda humanitaria y a desconocer a Maduro, quien a su vez los llamó a mantenerse unidos y leales.
Aunque aclara que no cubrirá crímenes de lesa humanidad, Guaidó ofrece amnistía a militares que desconozcan a Maduro, considerando “crucial” romper su principal sostén: la Fuerza Armada.
El gobierno de Donald Trump admitió que no descarta una acción armada en Venezuela y llamó a los uniformados a apoyar la transición.
“Deseo a Nicolás Maduro y sus colaboradores una larga y tranquila jubilación (…) en una bonita playa en algún lugar lejos de Venezuela”, tuiteó este jueves John Bolton, asesor de seguridad nacional de Trump, insistiendo en la oferta de amnistía.
En ese contexto, con cada llamado a marchas resurge el temor a la violencia. Disturbios desde el 21 de enero dejaron unos 40 muertos y más de 850 detenidos, según la ONU. Y las oleadas de protestas en 2014 y 2017 se saldaron con unos 200 muertos.
Guaidó llamó a una marcha el sábado en respaldo al plazo europeo que vence el domingo. Aunque el gobierno también convocó a sus seguidores a manifestarse para festejar los 20 años de la “revolución bolivariana” del fallecido Hugo Chávez (1999-2013).
Represión a la prensa
En tanto, los actos de agravio también comenzaron a los profesionales de la prensa: dos franceses fueron detenidos y luego deportados por, según el gobierno, ejercer la profesión sin permiso, mientras que tres periodistas de la agencia española EFE (dos colombianos y un español) fueron liberados y podrán permanecer en el país.
Aquello, al día siguiente que dos reporteros de Televisión Nacional de Chile (TVN) también fueran deportados hacia nuestro país. Llegaron durante la mañana del jueves, tras ser acusados de traspasar una zona de seguridad y grabar en una zona restringida en una zona contigua al Palacio de Miraflores.
Pero ellos descartaron haber estado realizando labores periodísticas. “Nosotros íbamos a comer. Nos bajamos del auto porque habían personas. Nos bajamos. Los saludo. Prendo un cigarro. Y ocurre lo que ocurre (los detienen). No estábamos trabajando”, acusó el periodista de la señal estatal en su arribo a Chile.
Estamos “muy impresionados por el relato de ambos, por lo que pasaron en manos de la policía política de Venezuela. El trato que recibieron, intentaron intimidarlos, la desorientación que intentaron crearles. La inseguridad que les intentaron crear en todo momento”, remarcó el canciller chileno Roberto Ampuero.
