Los bolivianos votaron este domingo en unas inéditas elecciones primarias para formalizar a los candidatos presidenciales de los comicios de octubre, en una polémica votación sin competencia, con solo un postulante inscrito en cada partido y baja participación.

Más de 1,7 millones de militantes de partidos políticos podían sufragar en estas primarias, en las que votaron unos 400.000 electores, según el Tribunal Supremo Electoral tras contar el 90% de las actas; es decir, apenas un 23,5 por ciento, menos de un cuarto de los habilitados.

“De manera general (las primarias han sido) todo un éxito, todo un resultado cuando por primera vez el pueblo boliviano participa en las elecciones primarias”, dijo el presidente Evo Morales a la radioemisora estatal Patria Nueva, al desestimar las críticas de la oposición, que había llamado a no votar.

La participación fue baja en los nueve partidos, incluido el Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales, con casi un millón de militantes registrados, de los cuales votó apenas el 36%, tras el recuento del 79% de las actas.

Una vez cerradas las mesas de sufragio comenzó el conteo únicamente de cuánta gente votó, pues no había competencia entre diferentes postulantes. En cada partido había un solo “binomio” inscrito para ser candidatos a la presidencia y vicepresidencia de Bolivia en octubre.

En los ocho partidos opositores, que habían llamado a no votar por considerar que estas primarias eran inútiles, la participación fue aún más baja, rondando el 5% en promedio, de acuerdo a datos del Tribunal.

“Estas primarias son puro formalismo, porque en cada partido ya había candidatos elegidos”
- Carlos Cordero, analista y profesor universitario.

El gobierno izquierdista, sin embargo, afirmó que Bolivia había vivido una jornada democrática “participativa” y rechazó las críticas opositoras.

“Hay que celebrar la jornada que ha sido de paz, una jornada tranquila, democrática participativa”, que puso fin a la designación “cupular” de candidatos a la presidencia, expresó el ministro de Comunicación, Manuel Canelas.

Según la oposición, las primarias fueron alentadas por el oficialismo para apalancar la polémica candidatura de Morales a un cuarto mandato sucesivo (2000-2025). El Tribunal Constitucional validó su postulación en 2017, a pesar de que la población la había rechazado en 2016 en un referéndum.

El binomio oficialista, en el poder desde 2006, lo conforman Morales, primer presidente indígena de Bolivia, y su vicepresidente, Álvaro García, quienes buscarán la reelección en octubre.

Morales votó en una escuela de Villa Tunari, en la región central de Cochabamba, y García lo hizo en un colegio de La Paz.

Aizar Raldes | Agence France-Presse
Aizar Raldes | Agence France-Presse

Otros binomios los encabezan los expresidentes Carlos Mesa (Comunidad Ciudadana) y Jaime Paz Zamora (Partido Demócrata Cristiano), el exvicepresidente Víctor Hugo Cárdenas (Unidad Cívica Solidaridad) y el senador Oscar Ortiz (Bolivia Dice No).

Otros cuatro partidos minoritarios cierran la lista de participantes para estos comicios internos, que son un paso obligatorio para competir en las elecciones de octubre, en que también será renovado totalmente el Congreso.

“Estas primarias son puro formalismo, porque en cada partido ya había candidatos elegidos”, dijo a la AFP el analista y profesor universitario Carlos Cordero.

Las primarias, que costaron unos cuatro millones de dólares, fueron resultado de una nueva Ley de Partidos Políticos impulsada por el MAS y aprobada en octubre.

La oposición insistió en que era un gasto inútil, pues las primarias sólo servirán para legitimar la candidatura de Morales.