Jakelin Caal, la niña migrante de siete años fallecida hace dos semanas bajo custodia de la Patrulla Fronteriza en un hospital de Estados Unidos, fue sepultada este martes día de Navidad en el norte indígena de Guatemala, país golpeado por la muerte de otro menor en condiciones similares.
Decenas de familiares y vecinos despidieron a Jakelin en el cementerio de la aldea San Antonio Secortez, el poblado rural del que la menor junto con su padre Nery Caal, de 29 años, salieron el pasado 30 de noviembre rumbo a Estados Unidos.
El cuerpo de la niña fue repatriado al aeropuerto de la capital de Guatemala el domingo por la tarde y tras un largo recorrido llegó a la remota aldea donde las familias viven en precarias viviendas, sin electricidad y otros servicios básicos.
“Esta niña salió de su casa contenta buscando un sueño, pero lamentablemente falleció en el camino”, dijo a la Agencia France-Presse el líder comunitario Alberto Pop en el humilde camposanto de esta comunidad del municipio maya-q’eqchi’ de Raxruhá, unos 145 km al norte de la capital, al que se llega por un escabroso camino lodoso rodeado de campos de maíz.
Poco después presentó un cuadro de fiebre, vómitos y convulsiones, y fue atendida inicialmente por socorristas de la patrulla fronteriza para luego ser llevada vía área a un hospital en la ciudad de El Paso, Texas, donde murió el 8 de diciembre.
“Se oye que en Estados Unidos pagan bien, no como las empresas aquí en Guatemala, por eso la gente se va”, agregó Pop, quien aseguró que no sabe nada de su hijo Joaquín, de 22 años, quien en noviembre partió también en búsqueda del “sueño americano”.
“No sé si está muerto o vivo”, se lamentó.
Una nueva tragedia
La causa de la muerte de Jakelin sigue en investigación aunque se cree que la niña habría fallecido por “deshidratación y shock”, según The Washington Post, que citó un informe del servicio de vigilancia de fronteras de Estados Unidos (CBP).
Marta Larra, vocera de la cancillería guatemalteca, dijo a periodistas que se pidió una investigación por el deceso, pero aclaró que por el momento no se tiene ningún resultado que pueda ser público.
El padre de la niña permanece en Estados Unidos con un permiso especial otorgado por las autoridades migratorias.
“Lamentablemente se toman estas decisiones (de migrar) por motivo de ser de escasos recursos económicos”, indicó durante el funeral Mario Caal, primo de Jakelin.
Mientras la muerte de Jakelin sigue acaparando la atención, el CBP informó este martes del fallecimiento de otro menor guatemalteco de ocho años en el Centro Médico regional de Gerald Champion, en Alamogordo, Nuevo México.
La muerte de los niños guatemaltecos ocurre en medio de un repunte de la migración ilegal desde el norte de Centroamérica con la salida de caravanas masivas de migrantes que huyen de la violencia y pobreza.
Aunque los menores y sus padres no formaban parte de estas caravanas, activistas y organizaciones locales demandaron una mejor atención a los migrantes.
“Los esfuerzos de las autoridades de Estados Unidos no deben centrarse únicamente en el control de los flujos migratorios, sino en la integridad de todas las personas migrantes, ya que en menos de quince días dos niños han muerto bajo la custodia” de la patrulla fronteriza, señaló por su lado en un comunicado el Procurador de los Derechos Humanos de Guatemala, Jordán Rodas.
Congresistas estadounidenses que visitaron recientemente el centro donde estuvo detenida Jakelin denunciaron “fallos sistémicos” y condiciones de higiene deplorables en el sitio.