El Volcán de Fuego de Guatemala, cuya actividad en junio pasado dejó casi 200 muertos, inició este martes una nueva fase eruptiva con explosiones, expulsión de ceniza y lava.

La cuarta fase eruptiva de 2018 del macizo provocó lluvia de “finas partículas de ceniza” en varias comunidades asentadas en las faldas oeste y suroeste del coloso, dijo a periodistas el vocero de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), David de León.

El funcionario explicó que se ordenó el cierre temporal de la ruta nacional cercana al volcán, aunque algunos automovilistas han desobedecido la prohibición. Inicialmente no se ordenaron evacuaciones en las comunidades vecinas.

Con sus 3.763 metros de altura y ubicado a 35 kilómetros al suroeste de Ciudad de Guatemala, el volcán registró el 3 de junio una potente erupción que provocó una avalancha de material volcánico ardiente, la cual arrasó la comunidad San Miguel Los Lotes y dejó 190 muertos y 238 desaparecidos.

Unas 3.370 personas de la comunidad devastada y aldeas cercanas permanecen en albergues temporales a la espera de que el gobierno concluya un proyecto de viviendas para los damnificados por esa erupción.

De León señaló que, en la nueva fase, el volcán levanta columnas de lava hasta 300 metros sobre el cráter y se han incrementado los sismos asociados a las explosiones internas.

Las autoridades de protección civil también mantienen monitoreados a los otros dos volcanes activos del país, el Pacaya, situado a 20 kilómetros al sur de la capital; y el Santiaguito, a 117 kilómetros al oeste; que han aumentado su actividad sin entrar en una fase eruptiva.