El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, respaldado por los militares, se alista para responder con “puño de hierro” al intento de asesinato del que asegura fue víctima, haciendo temer una ola represiva contra sus adversarios.

“Permanecemos incólumes y aferrados a las convicciones que nos caracterizan, apoyando de manera incondicional y con irrestricta lealtad a nuestro comandante en jefe”, expresó este domingo el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, junto al alto mando militar.

En una declaración a la prensa, el general refrendó la denuncia de Maduro de que fue blanco el sábado de un ataque con drones cargados de explosivos, del que salió ileso.

Poseedora de gran poder político y económico, la Fuerza Armada es considerada el principal sostén de Maduro, confrontado a un enorme rechazo popular por la debacle económica.

El ministro de Interior, Néstor Reverol, confirmó este domingo que hay seis detenidos por los hechos ocurridos cuando Maduro pronunciaba un discurso durante una parada militar en la avenida Bolívar, en Caracas.

Reverol indicó que se trató de dos drones, cargados cada uno con un kilo de explosivo C4. Uno fue desarticulado con inhibidores de señal cerca de la tarima presidencial. El otro perdió el control e impactó en un edificio cercano al acto, dejando una columna de humo.

Siete militares resultaron heridos, tres con “pronóstico reservado”, agregó. Tras el incidente, Maduro prometió ir contra los responsables.

“Los que se han atrevido a ir hasta el atentado personal que se olviden de perdón, los perseguiremos y los capturaremos a donde se vayan a esconder ¡Lo juro!”, advirtió.

El Polo Patriótico, agrupación de partidos aliados del Gobierno, llamó a una marcha el lunes en el centro de Caracas para respaldar a Maduro.