La aldea San Jaime, en Antigua Guatemala es parte del panorama desolador dejado por el Volcán de Fuego y su erupción el domingo por la tarde.

En ese lugar un grupo de rescatistas comenzaban su segunda jornada cuando el llanto e insistencia de un perro les llamó la atención más que de costumbre. Algo sabía el animal y había que seguir su instinto, porque son tan fieles como sabios.

En efecto, los estaba guiando hacia un lugar que, lejos de querer abandonar dada la devastación tras la erupción, tenía que ayudar a descubrir.

La escena fue impactante para el grupo. 8 cuerpos al interior de la vivienda de la que pudo escapar el animal, quien hasta el final se mantuvo con sus dueños: las víctimas que antes compartieron su vida con este, pero ahora están en una morgue junto al resto de decenas de muertos a la espera de ser reconocidos.

Una tristeza perruna inmensa

Las fotografías no lo ocultan. La mirada del animal lo dice claramente y aunque no tienen el don del habla son más contundentes al comunicar la verdad, esa que llevó a este a que encontraran a sus dueños. Las publicaciones desde México, pasando por la atribulada Guatemala, El Salvador y Perú, dan cuenta de la profunda tristeza que embarga al animalito pero también su valentía y fidelidad hasta el último momento.

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El perro que ahora es ampliamente buscado por guatemaltecos para adoptarlo recibió el consuelo de los rescatistas, que en un abrazo le agradecieron su heroica acción, pero también le brindaron el alivio que tanto necesitaba después de perderlo todo con la partida de sus amos.

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Es una historia que conmovió a los mismos rescatistas guiados no por un superior o un humano con pleno conocimiento del terreno, sino por una especie que está sufriendo como otras al ver que sus dueños se han ido involuntariamente, producto de la misma naturaleza que alguna vez los unió y les brindó momentos inolvidables.

Esta es una oda desde Chile a los maravillosos animales a los que aprendes a amar aunque te resistas.