El presidente de la estatal Petrobras, Pedro Parente, entregó su renuncia este viernes, tras una serie de huelgas que cuestionaban sus políticas y que dejaron a Brasil al borde del desabastecimiento total.

“Pedro Parente pidió su renuncia al cargo de presidente de la empresa esta mañana”, indicó la petrolera en un comunicado, además de confirmar que su Consejo de Administración nombrará a una autoridad interina antes que el puesto cuente con sucesor oficial, de ser aceptada su dimisión.

Petrobras, que aún se recupera del escándalo de corrupción que lastró sus finanzas en la última década, estuvo en el ojo de la tormenta que sacudió a Brasil en los últimos días, cuando una huelga de camioneros bloqueó cientos de carreteras en todo el país y provocó desabastecimiento de combustible, alimentos e insumos.

Su renuncia llega después que el presidente Michel Temer concediera a los huelguistas varios de sus reclamos, entre ellos la reducción del precio del diésel por algunos meses.

Aunque el gobierno aseguró que Petrobras no asumirá el costo de la reducción y tampoco modificará su política de precios, las negociaciones erosionaron la percepción de independencia de la estatal, una demanda clave del mercado.

Cuando los camioneros se desmovilizaron, trabajadores de Petrobras iniciaron su propia huelga pidiendo la renuncia de Parente y cuestionando también el fin de su política de precios, que empezó a ajustar diariamente desde 2016 en función de las cotizaciones del mercado internacional.

Parente, un ingeniero de formación de 65 años y con una vasta carrera en el mundo ejecutivo, fue nombrado por Temer al frente de la estatal en mayo de 2016 con la consigna de resucitar a la empresa de la mayor crisis de su historia.

Parente impulsó una reducción y reestructuración de la deuda, un programa de desinversiones y cambió la política de precios.

Petrobras cerró 2017 con números rojos: 446 millones de reales, 139.7 millones de dólares al cambio promedio de ese año, el cuarto año consecutivo con pérdidas.