Nicaragüenses de diversos sectores exigen al presidente Daniel Ortega, en el poder desde 2007, la aprobación de reformas democráticas mientras se espera la convocatoria a un diálogo nacional, anunciado por el gobierno tras las protestas que dejaron al menos 43 muertos.

La crisis comenzó el 18 de abril luego de que el gobierno anunciara una reforma del sistema de seguro social que fue rechazada por estudiantes, trabajadores y empresarios.

El clamor por las reformas democráticas es impulsado por amplios sectores sociales, que en las últimas dos semanas salieron a manifestarse a las calles para rechazar lo que denominan “opresión” y para defender su derecho a vivir en “libertad”.

“Queremos que haya libertad porque este gobierno que tenemos nos oprime”, dijo a la AFP Emelinda Blandón, de 66 años, en una multitudinaria peregrinación que impulsó el sábado la iglesia católica para abogar por la paz y rezar por los caídos en las protestas.

Las manifestaciones violentas habían cesado este domingo, pero los nicaragüenses continuaron exigiendo castigo para los responsables de las muertes en las protestas.

Asimismo reclaman el respeto a la libertad de expresión y manifestación, la independencia de los poderes del Estado y la renuncia de Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.

“Que se vaya Daniel Ortega, ya suficiente tiempo que estuvo en el poder”, exclamó la ciudadana Vida Zeledón, de 45 años, en una manifestación.

“Es imperativo restituir el Estado de derecho iniciando con elecciones libres y transparentes de manera anticipada” a las previstas en 2021, señaló por su parte el grupo opositor “Hagamos Democracia”.

Un diálogo muy esperado

El gobierno anunció un diálogo para poner fin a la crisis, pero hasta este domingo no había definido una agenda ni fecha para iniciar las pláticas.

El presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Leopoldo Brenes, reiteró el sábado la disposición de los obispos de mediar en un diálogo, pero dieron un plazo de un mes al gobierno para que se lleguen a acuerdos.

“Si en un mes no vemos que hay avances en el diálogo, que está estancado, que no hay buena voluntad (..) los obispos nos retiramos”, advirtió Brenes.

“El gobierno pretende dar por terminada la protesta en base a que, al verse contra la pared, llamó a un diálogo”, el cual “no pasa de ser un espejismo”, reprochó la afamada escritora Gioconda Belli en un artículo de opinión.

“Respaldamos un diálogo que tenga como su primer y más importante objetivo la democratización de Nicaragua”, demandó por su lado el Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (IEEPP).

Por una Nicaragua libre

Ortega, quien gobernó por primera vez de 1979 a 1990 tras el derrocamiento de la dictadura somocista, retornó al poder en 2007 y fue reelegido en 2011 y 2016 en medio de procesos electorales muy cuestionados por la oposición.

Sin embargo, la violencia que ejerció contra los manifestantes que salieron el 18 de abril a protestar contra la reforma al seguro social, irritó a los nicaragüenses pese a que el gobierno dio marcha atrás con su medida.

Eso fue “la gota que derramó el vaso”, dijo a la AFP el ciudadano Javier Hernández.

“Nicaragua necesita ser libre, después de tanto tiempo volvimos a caer en la represión”, lamentó la universitaria Susana Castellón.

Ortega y Murillo “no muestran ninguna compasión, ni siquiera un poco de empatía con los familiares de los muertos a quienes llaman delincuentes, pandilleros y narcotraficantes”, acusó por su lado el exmiembro de la dirección del Frente Sandinista, el disidente Luis Carrión.

Apoyo para Ortega

Pese a las protestas y reclamos de la oposición, Ortega aún cuenta con grupos de excombatientes que este domingo expresaron un fuerte respaldo hacia el presidente.

“Estamos con Daniel, estamos con el Frente, hay sandinistas para rato”, aseguró el excombatiente sandinista, Francisco Cuendis, en un encuentro partidario en Rivas (sur).

“Daniel no está solo, aquí estamos hombro a hombro con nuestro pueblo”, afirmó el legendario excomandante guerrillero, Edén Pastora.

La movilización popular que hubo en Nicaragua fue un “intento de golpe de estado”, denunció por su lado el presidente del parlamento, Gustavo Porras, en el canal legislativo tras dar su apoyo al gobierno de Ortega.