Brasil se prepara este viernes para uno de los hechos más impactantes a nivel mediático y judicial de los últimos años, la detención del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, un mito de la izquierda y favorito para las elecciones de octubre.

El exmandatario y antiguo líder sindical debe decidir si se entrega a la justicia este viernes antes de las 17:00, para empezar a cumplir una condena de 12 años y un mes de prisión, confirmada en segunda instancia, aunque aún la podrían revisar dos tribunales superiores.

El juez anticorrupción Sergio Moro, de Curitiba, emitió la orden de detención contra Lula, concediéndole, “en consideración de la dignidad del cargo que ocupó, la oportunidad de presentarse voluntariamente” ante la Policía Federal de esa ciudad, hasta esa hora, a menos de 24 horas después de que el Supremo Tribunal Federal (STF) rechazara un recurso para que el expresidente (2003-2010) pudiera recurrir en libertad, ante las máximas instancias judiciales.

“En cuanto al condenado, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva le concedo, en consideración de la dignidad del cargo que ocupó, la oportunidad de presentarse voluntariamente”
- Juez Sergio Moro

Además de la detención de Lula, se prevé una masiva protesta para este viernes por la tarde, sin que nadie sepa si Lula estará en ese momento con lo suyos o preparándose a pasar su primera noche en la cárcel.

Lula estuvo 31 días detenido en 1980, cuando dirigía las grandes huelgas obreras contra la dictadura militar (1964-1985).

Entregarse o esperar

El senador Lindnbergh Farias, del PT, aseguró en el mitin de Sao Bernardo do Campo que Lula “dejó para mañana (viernes)” la decisión de entregarse.

“Está recibiendo a gente, pero la idea es que vaya a su casa, tome un baño, descanse un poco, se reponga un poco y vuelva mañana”, agregó.

El legislador considera que Lula no debería entregarse. “Pienso sinceramente que son ellos [los policías] que deberían venir. Va a ser como en la época de la dictadura” (…), con un mar de gente enfrente, una vergüenza internacional, una prisión ilegal”, prosiguió.

La manifestación congregó a unos 2.000 participantes, la mayoría vestidos con las camisetas rojas del PT y con carteles que decían “Não a prisão de Lula” (No a la prisión para Lula).

“Lula va a tener que resistir hasta el fin. No huirá. Y este pueblo no lo entregará. Vamos a cerrar la calle, permanecer en la puerta y tener que enfrentar a la policía. ¿Por qué no?”, dijo a la Agence France-Presse, Adimir José da Silva, de 57 años, miembro del sindicato ferroviario ABC.

Otros manifestantes se mostraban más prudentes.

“Lula tendrá que resistir, pero en algún momento tendrá que entregarse. Los militantes aceptaremos cualquier decisión que él tome”, afirmó Michelle Baza, una farmacéutica de 37 años, militante del PT.

Imputado en otros seis procesos judiciales, el exmandatario niega todas las acusaciones y las considera parte de un complot de las élites para que no pueda volver al poder después de haber dejado el cargo en 2010 como el presidente más popular de la historia reciente de Brasil.

Lula lo considera un “absurdo” la orden del juez Moro

Lula da Silva afirmó este jueves que la orden de prisión en su contra es un “absurdo” y una obsesión del juez Sergio Moro, según una entrevista concedida al periodista Kennedy Alencar, de la radio local CBN.

“Entrevisté al expresidente Lula. Dijo que aguardará la orientación de sus abogados, cuando le pregunté si se iba a entregar”, tuiteó Alencar, un reconocido reportero de política en Brasil.

El expresidente (2003-2010) replicó las publicaciones de Alencar en su propia cuenta de Twitter poco después.

“Lula dijo que la prisión era un ‘absurdo’ y un ‘sueño consumista’ del juez Moro y de personas que quieren verlo pasar ‘un día preso"”, relató Alencar en la red social.

El líder de la izquierda fue condenado a 12 años y un mes de cárcel por corrupción y lavado de dinero en el caso Lava Jato. Moro lo halló culpable de recibir un apartamento de lujo de una de las empresas involucradas en el escándalo de sobornos montado en torno a la estatal Petrobras.

La orden de prisión llegó menos de 24 horas después que la corte suprema de Brasil rechazara un recurso de la defensa del expresidente para recurrir en libertad la sentencia ante tribunales superiores.