Este viernes a las 17:00 horas terminó el plazo otorgado por el juez Sergio Moro, para que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, se entregue a la justicia tras la orden de detención emitida en su contra por una condena a 12 años y un día de prisión por corrupción.

Lula se resguardó desde la jornada del jueves en el Sindicato de Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, a unos 400 km de distancia de la ciudad donde tenía una celda reservada. A las afueras, miles de adherentes reclamaban por su detención y la calificaban de una injusticia.

El portal G1 de Brasil, citando a la policía federal, aseguró que las autoridades negocian con el Partido de los Trabajadores y los abogados de Lula, la forma en que será arrestado el expresidente y llevado a una prisión de Curitiba.

Al no entregarse, Lula da Silva perdería los beneficios que le había otorgado el juez Moro en su calidad de expresidente, como una celda en una prisión especial y que la policía no lo esposara la momento de arrestarlo.

El abogado del expresidente, José Roberto Batochio, señaló al Folha de Sao Paulo que su defendido no se resistirá a una detención, pero que tampoco se entregará.

“No habrá resistencia, pero Lula no irá al matadero de cabeza baja, por libre y espontánea voluntad”,
- Abogado de Lula, José Roberto Batochio

El mismo medio apunta a que Lula no hablará ante sus simpatizantes, pese a que portales brasileños reportaron de un posible discurso. Hasta el momento su única aparición se realizó pasadas las 18:00 cuando saludó desde una ventana la multitud.

Los seguidores de Lula en Sao Bernardo, y sus adversarios frente a la Policía Federal de Curitiba, hicieron una cuenta regresiva antes de las 17:00.

Cuando dio esa hora, los primeros estallaron en gritos de “¡Resistencia!” y “¡Lula libre!”, mientras que los segundos clamaban “¡Forajido!”.

El expresidente habría señalado a Folha de Sao Paulo que no se entregaría voluntariamente y esperaría a ser detenido, algo que no confirmó oficialmente o por medio de un discurso a sus seguidores.

Un comisario de la PF en Curitiba, Igor Romario de Paula, afirmó que Lula podría entregarse en cualquier otro lugar, para ser trasladado desde allí a la ciudad meridional.

Asimismo, distintas versiones han sido entregadas a través de los medios de comunicación tradicionales en Brasil. Según O’Globo, el exmandatario viajará en avión privado a Curitiba.

Mientras, Estadão dice que se va a entregar este sábado en San Pablo, en medio del silencio de Lula, quien aseguró al prestigioso diario español El País, que le había parecido prudente no emitir comentarios.

Mientras, el Partido de los Trabajadores gana tiempo para movilizarse en favor de su controvertido líder.

Lula, de 72 años, fue condenado a doce años y un mes de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero, como propietario de un apartamento ofrecido por una constructora para obtener contratos en Petrobras.

¿Candidato entre rejas?

Paradójicamente, la ley brasileña permitiría que Lula hiciera precampaña desde la cárcel, ya que su postulación solo podría ser invalidada en agosto por la justicia electoral, que impide participar en comicios a personas condenadas en segunda instancia, como es su caso desde enero.

El PT podría verse forzado a cambiar de candidato a último momento.

En ese caso, quedaría por ver cuál es su capacidad de transferir votos a otros candidatos de izquierda, para unas elecciones que se anuncian como las más inciertas desde la restauración de la democracia en 1985.

Movilizaciones

El Partido de los Trabajadores (PT), del exmandatario, convocó a una “movilización general” contra la detención de su líder.

El Movimiento de Trabajadores rurales Sin Tierra (MST) inició una campaña de cortes de carreteras, para expresar su “indignación contra la inminente detención del compañero Lula”. Según reportes de la estatal Agencia Brasil, al menos ocho de los 27 estados brasileños registraron piquetes viales, la mayoría en el noreste -baluarte electoral de Lula- pero también en Rio de Janeiro y Rio Grande do Sul.