Este 14 de febrero se vive la última jornada del Carnaval de Río de Janeiro, la fiesta brasileña que es capaz de llevar a un millón de turistas a la ciudad inyectando mil millones de dólares en ganancias.

Esa es la última valoración hecha por el alcalde evangélico de Río, Marcelo Crivella, quien luego de una larga polémica con las escuelas de samba se ha ganado el repudio de sus integrantes. No es para menos, el funcionario recortó a la mitad el subsidio a estas escuelas, pasando de 360 a 180 millones de pesos chilenos, poniendo en riesgo su funcionamiento.

La respuesta al alcalde evangélico

Si la idea era funcionar con limitaciones, las escuelas de samba no se quedaron de piernas cruzadas. El desfile de la escuela Mangueira se tituló “Con dinero o sin dinero me divierto” y ante la mirada de 70 mil espectadores en el sambódromo incluyó en su carroza una figura representando al alcalde evangélico, con una soga al cuello como un judas, el muñeco de trapo que se hostiga en Semana Santa en algunas fiestas populares.

Maria Luiza Barbosa Pinto, representante de Mangueira, dijo que era una forma de protestar porque todas las escuelas traen dinero con el Carnaval. “No son costos, son inversiones.” Aseguró.

El alcalde, además de impopular en el Sambódromo, es intuitivo, porque no asistió a la fiesta por segundo año consecutivo.

Mensajes de temer, para Temer

Si algo ha caracterizado al Carnaval de Río de Janeiro este 2018, es la alusión política adoptada por algunas de las 12 escuelas de samba más representativas de esta fiesta popular.

El presidente Michel Temer no escapó a las críticas alegóricas, que propios y extraños presenciaron en las gradas del Sambódromo.

Temer fue representado por la escuela Paraíso do Tuiuti como un vampiro de la corrupción. Sus representantes aseguraron que la actuación del mandatario al frente del país ha sido suficiente para ponerlo en evidencia frente al mundo. Las escuelas de samba consideran que, de esta forma, se convierten en una especie de portavoces sociales para las personas más pobres de el país, quienes sufren las consecuencias del flagelo de la corrupción.

Otras carrozas se dedicaron a criticar la creciente violencia en una ciudad que ha visto desplegar, en sus 4 días de carnaval que culminan hoy, al menos a 17 mil policías a fin de contener asaltos y otros delitos.

La fiesta que da paso a la cuaresma

Río se despide de la máxima fiesta de la samba este 14 de febrero, en una fecha con transición a lo religioso.

Carnaval, deriva del latín Carne Vale o “Adiós a la carne”. Precisamente hoy, cuando los católicos inician un periodo de 40 días de no consumo de carne, alcohol, y otros placeres terrenales, la finalización de la fiesta en Río se vuelve la transición o entrega simbólica brasileña a la etapa mencionada; de paso, sucede a una tradición y una dosis de cultura sudamericana, vista por millones de personas en todo el mundo, que tuvo su expresión del 9 al 14 de febrero.

No es lo que oyes, es como lo vives

Eso quedó claro en un Carnaval que se supera así mismo, año con año, no solo por los mensajes políticos o la protesta social en general encumbrada en carrozas por las escuelas de samba.

La televisión local también hizo su aporte a la comunidad de sordos, que no pueden escuchar el ritmo que envuelve al mundo desde la emblemática ciudad brasileña.

Es así como periodistas especialistas en lenguaje de señas, se dedican en el canal de televisión TV INES a narrar cada detalle del Carnaval de Río, un acontecimiento más que ha comunicado un mensaje directo, tal como lo han hecho los que expresaron su descontento con la clase política de Brasil.

El periodista Aulio Nobrega pasó de entrevistador a entrevistado en Río, declarando a agencias como AFP que aunque no oye nada de la música “siento las vibraciones. Siento la sensación en mi piel. Es como una fuerza que viene y la percibo en mi piel. Se trata de lo que siento”.

Razón suficiente para entender porqué Río tiene las miradas puestas en su Carnaval desde todas partes del mundo.