El presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, el “gringo” como algunos le llaman, quien llegó al poder hace un año y medio con una enorme sonrisa y dando pasos de baile, logró salvarse de ser destituido tras un maratónico debate en el Congreso Nacional.

Para el mandatario el susto de la destitución pasó y el baile continuará, pero deberá tener presente a la fuerte oposición encabezada por el partido fujimorista Fuerza Popular y algunas agrupaciones de izquierda.

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Su triunfo en el parlamento es un balón de oxígeno para reformular sus políticas y no ser tan confiado, como lo describen su esposa y sus amigos.

“Él (Kuczynski) siempre quería regresar al Perú para ayudar, para empujar a este país, para que sea un mejor país y confió demasiado en algunas personas, no chequeó su contabilidad, no chequeó otras cosas, sufrió por tener demasiada confianza”, dijo su mujer, la estadounidense, Nancy Lange.

“Nadie es perfecto”, señaló a modo excusa su consejero Máximo San Román, empresario y exvicepresidente de Alberto Fujimori hasta abril de 1992.

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Las mayores críticas contra Kuczynski han sido por sus actividades en el sector privado. Sus opositores lo acusan de mantener vínculos con grandes trasnacionales y de actuar como lobista.

En la calle se dice que es un “pituco”, pero él lo rechaza y siempre saca su historia de haber vivido de pequeño en la ciudad selvática de Iquitos. “Soy un gringo charapa”, como se denomina a los nacidos en la Amazonía.

“Dicen que estoy viejo, pero el cerebro y la experiencia me funcionan”, declaró el economista de 79 años e hijo de un médico alemán que llegó a Perú con su familia en 1936 huyendo de la Alemania nazi.

Ministros deben hacer ejercicio

Cuando asumió la presidencia, en julio de 2016, sorprendió a los peruanos dando pasos de baile y durante la primera reunión del Consejo de Ministros puso a todos a hacer ejercicio en el patio del Palacio de Gobierno.

Entre bromas decía que la presidencia sería su último trabajo, alegando que por su edad estaba más cerca de una jubilación que de buscar perpetuarse en el poder.

La frase aludía, sin nombrarla, a su rival electoral, Keiko Fujimori, de quien se sospechaba que en caso de ganar podía modificar la Constitución para buscar una reelección.

Al exbanquero de Wall Street y empresario se le conoce como “el gringo” por su marcado acento anglosajón heredado de una educación en Estados Unidos y Gran Bretaña. Se graduó en Política, Filosofía y Economía en Oxford y en Administración Pública en Princeton.

Influyó el hecho de contar, además, con la nacionalidad estadounidense, a la que debió renunciar para postular a la presidencia.

En Perú se lo conoce popularmente como PPK, por las iniciales de su nombre, una fórmula sencilla para un apellido impronunciable para la mayoría de sus compatriotas.

Casado dos veces, ambas con estadounidenses, Kuczynski es padre de cuatro hijos. Desde 1997 su esposa es Nancy Lange, prima de la actriz Jessica Lange.

Es crítico del proteccionismo comercial, que enarbola el presidente estadounidense Donald Trump. Sin embargo, coincidió con él en sus condenas al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.

Además, ha sido uno de los promotores del Grupo de Lima, que reúne a una docena de países críticos del gobierno venezolano.

La nube de PPK

Paradójicamente, Kuczynski proyectó mejor imagen fuera de Perú que dentro de su país.

Su talante dio pie a la imagen de un presidente que parecía vivir en una nube, en un mundo paralelo que le permitiría llevar su mandato en paz, sin pelear con sus adversarios para acabar su gestión feliz y cerrar así lo que parecía una brillante hoja de vida, tanto pública como privada.

Percibido como un hombre frío y poseedor de un cáustico sentido del humor, sus recurrentes bromas fuera de lugar empezaron a no encajar en el imaginario peruano.

Como PPK integró en el pasado directorios de varias empresas, sus detractores habían expresado temores de que desde la presidencia defendería intereses particulares. “Esas son tonterías. Mis manos están limpias”, respondió Kuczynski.

“Yo no soy político, soy un economista que quiere hacer algo por su país”, dijo el también concertista de flauta traversa del Royal College of Music.

Su afición a las artes se la inculcó su madre, Madeleine Godard, de origen franco-suizo y tía del cineasta Jean-Luc Godard.

Nacido en Lima, el 3 de octubre de 1938, en el ambiente amazónico el presidente pasó gran parte de su infancia. Ahí forjó su fortaleza de carácter y resistencia a la adversidad, que este jueves le ayudó a superar el intento de destitución.