EL domingo 26 de noviembre se celebraron las elecciones presidenciales en Honduras, pese a que el primer computo fue dado con el 57% de las mesas escrutadas al día siguiente, aún no hay un presidente electo. La prolongación del conteo y las interrupciones del sistema han llevado a los hondureños de dudar a manifestarse por lo sospechoso del proceso, acción que a la que el gobierno respondió con un toque de queda de 10 días que partió el viernes 1 de diciembre.

La oposición de izquierda de Honduras intentaba este sábado lograr un acuerdo con el tribunal electoral para acelerar el lento conteo de votos de las elecciones Del domingo 26, mientras un toque de queda decretado por el gobierno contuvo las protestas violentas.

El gobierno de Juan Orlando Hernández, quien encabeza el cómputo oficial por estrecho margen tras postularse a una cuestionada reelección, impuso el viernes el estado de sitio, con toque de queda nocturno durante 10 días, lo que obligó a los manifestantes a replegarse para evitar ser detenidos.

La capital amaneció el sábado invadida por restos de barricadas, piedras que los manifestantes lanzaron a la policía y paredes con leyendas pintadas como: “Fuera JOH” y “JOH fraudulento”, por la iniciales del presidente.

“Fuera el dictador” y “Cuatro años más jamás”, se leía en algunas paredes, al término del toque de queda de 12 horas.

Sin actas ni presidente

El líder de la Alianza de Oposición Contra la Dictadura, el expresidente Manuel Zelaya, recomendó al Tribunal Supremo Electoral (TSE) revisar 5.174 actas con las que existen dudas debido a una serie de interrupciones sospechosas el miércoles del sistema de transmisión de los resultados.

El presidente del TSE, David Matamoros, convocó a Zelaya y al candidato de la Alianza, Salvador Nasralla, a revisar solamente 1.006 actas con inconsistencias en el número de votos o por falta de firmas de los delegados de las mesas de sufragio.

El presidente Hernández, candidato a la reelección por el derechista Partido Nacional (PN), urgió al TSE a limitarse a ver únicamente las actas inconsistentes.

Hernández, de 49 años, se postuló a un segundo mandato avalado por un fallo de la justicia, pese a que la reelección está prohibida por la Constitución hondureña.

Con 94,31% de las actas escrutadas, Hernández iba en cabeza con 42,92% contra 41,42% de Nasralla, un presentador de televisión de 64 años.

La alianza opositora cuestionó las cifras porque el primer conteo de votos daba a Nasralla cinco puntos de ventaja con el 57% de las actas. Luego el sistema informático sufrió frecuentes interrupciones, una de cinco horas, y desde entonces los escrutinios fueron favoreciendo al presidente Hernández.

Los dirigentes de la alianza, que habían denunciado meses antes el favoritismo del TSE con el gobernante, acusaron que les estaban “robando” el triunfo.

La oposición y analistas habían advertido un eventual conflicto por la falta de credibilidad del TSE, que le atribuyen estar controlado por Hernández.

El tribunal electoral está formado por tres magistrados titulares y un suplente. Este último, Marco Ramiro Lobo, había advertido que la diferencia de cinco puntos de Nasralla era “irreversible” por tratarse del 57% de las actas, lo que alentó la llama del conflicto.

Saqueos e incendios

“El conteo que necesita el país es fundamental no seguirlo retrasando”, dijo Hernández la noche del viernes, tras una reunión con miembros de las delegaciones de los observadores de la Unión Europea (UE) y Organización de Estados Americanos (OEA), que buscan una salida al conflicto.

Matamoros anunció que tendría que llegarse a un acuerdo para continuar el conteo este sábado.

“Miren lo que está pasando en todo el país a raíz de estos actos vandálicos, incendios, saqueos, esto no es justo”, agregó Hernández.

Los resultados electorales en favor de Hernández desataron una ola de protestas violentas en las distintas regiones con barricadas de palos y llantas incendiadas y saqueos de negocios, con policías y militares lanzando bombas de gases, que hundieron al país en un caos.

Hernández es cuestionado por distintos sectores porque la reelección estaba prohibida pero logró lanzar la candidatura luego de que la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema, con magistrados nombrados por él, levantara tal prohibición.