Centenares de brasileñas salieron este lunes a las calles para protestar contra un polémico proyecto de ley, aprobado la semana pasada por una comisión parlamentaria, que pretende recortar el derecho al aborto en el gigante latinoamericano.

“¡Congreso moralista, quieres controlar mi vagina!”, gritaban las manifestantes que marcharon esta tarde por el centro de Rio de Janeiro, algunas con sus bebés en brazos, acudiendo al llamado que hicieron organizaciones pro-aborto a lo largo del país.

La consigna, “Todas contra 18”, se refería a los 18 votos contra 1 que llevaron a la comisión a aprobar el miércoles pasado el proyecto de ley 181, con el voto en contra de la única mujer presente en la sesión.

“Es inadmisible que un grupo de hombres decidan sobre el cuerpo de las mujeres. Es un retroceso, en todo el sentido de la palabra”, decía Flora Rosa, una estudiante de 18 años que marchaba junto a algunos amigos, solidarios con la causa.

El proyecto de ley, cuyo objetivo inicial es alargar el permiso maternal de las madres de bebés prematuros, es considerado un “caballo de Troya” por las militantes.

De hecho, diputados ultraconservadores ligados a la bancada evangélica añadieron un artículo a ese proyecto estipulando que el derecho a la vida es “inviolable desde la concepción”.

En Brasil, el aborto es permitido en caso de violación, riesgos para la madre o si el feto desarrolló una anencefalia, una malformación congénita del sistema nervioso.

“Brasil es uno de los países donde hay más violaciones y donde una mujer muere cada dos días por abortos clandestinos en condiciones insalubres. La clandestinidad mata”, reclamaba Carla, una activista de 36 años, con su rostro pintado de blanco y negro como una ‘Catrina’ mexicana, simbolizando la muerte.

Al final de la marcha, hubo correrías y momentos de confusión después de que la policía lanzara una bomba de gas contra la marcha sin motivo aparente, constató la AFP.

El proyecto de ley debería ser discutido nuevamente en comisión para el análisis de 11 enmiendas antes de ser sometido al voto plenario, donde se necesitan 3/5 de la cámara (308 votos) para que sea aprobado.

Pero la mayoría de los analistas creen que el texto tiene pocas chances de pasar, pese a la pujante influencia del lobby evangélico en el Parlamento.

El presidente de la Cámara, Rodrigo Maia, ha pedido que el proyecto sea reformulado, asegurando en sus redes sociales que cualquier texto “con vistas a prohibir el aborto en caso de violación no pasará”.