Un policía resultó herido el lunes en medio de enfrentamientos entre la fuerza pública e indígenas que protestan en el oeste de Colombia por el cumplimiento del acuerdo de paz, informaron las autoridades.

En medio de bloqueos esporádicos a una carretera en el departamento del Valle del Cauca, cerca del puerto de Buenaventura sobre el Pacífico, los manifestantes “lanzan una papa explosiva que impacta a uno de los policías” antidisturbios, dijo a la emisora Blu el comandante operativo en esa región, coronel Geovanny Puentes.

La explosión le provocó “el 40% de perforación del tímpano de su oído izquierdo”, añadió Puentes.

Comunidades y autoridades indígenas de distintas regiones del país comenzaron este lunes una minga (protesta) nacional.

“Vemos con tristeza y preocupación que a pesar de los acuerdos de paz y el cese al fuego, la violencia no para”, señala un documento de varias organizaciones indígenas.

El gobierno de Juan Manuel Santos selló en noviembre un histórico pacto de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), hoy desarmadas y convertidas en partido político.

Sin embargo, “a los indígenas, campesinos, afros, y demás líderes populares nos siguen matando y la impunidad crece”, señala el texto suscrito por la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC).

Un gobernador indígena fue asesinado la semana pasada en el departamento de Chocó (oeste) a manos del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la última guerrilla activa del país, en diálogos con el gobierno.

El crimen coincidió con una oleada de asesinatos de líderes sociales que deja 200 muertos desde enero de 2016, de acuerdo con la Defensoría del Pueblo (ombudsman).

“Respetamos el derecho a la protesta y hacemos un llamado para que no bloqueen los corredores viales y se movilicen de manera pacífica”, señaló el gobierno, que convocó para este martes una comisión para analizar los recientes casos de amenazas a pueblos indígenas.

La minga se produce una semana después de que miles de campesinos se movilizaron para exigir el fin de la erradicación de narcocultivos y el cumplimiento de los acuerdos, y casi un mes después de la muerte de seis campesinos durante una protesta contra la erradicación en Tumaco, un conflictivo municipio fronterizo con Ecuador.

El pacto de paz da prioridad a los planes de sustitución concertada y al desarrollo rural en las zonas castigadas por medio siglo de conflicto armado.