A veces, las faltas de ortografía no son tomadas en cuenta por algunas personas que, en cambio, se enfocan en los resultados. Sin embargo, cuando esto ocurre en un Tribunal de Apelaciones de Trabajo, la historia puede cambiar el rumbo y llegar, incluso, a perder un caso.

Fue lo que ocurrió en Uruguay cuando dicho Tribunal desestimó un recurso presentado por la Comisión de Apoyo de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) debido a las “faltas garrafales de ortografía” que contenía el documento.

Preparado por el abogado Pablo Andrada, el texto tenía centeranes de errores en 11 páginas, por eso, se ratificó la condena que obliga a la ASSE a pagarle $ 342.074 (7 millones y medio de pesos) a una funcionaria que denunció que no se le había cancelado una compensación del 20% por un trabajo realizado.

El recurso “resulta absolutamente inentendible, plagado de faltas de ortografía garrafales, errores de sintaxis, de tecleo, excesivo uso de abreviaciones con incoherencias absolutas, con un lenguaje inapropiado” señala la sentencia, concluyendo que el escrito presentado no se ajusta “a la dignidad y respeto que merece la Justicia”.

Los errores

Entre las faltas de ortografía que se encontraron en el documento, estaban: “espresa”, “desarroyo”, “ubiera”, “estubiera”, “quizo”, “abaló”, “extructura”, “digimos” o “mas haya”, consignó el sitio informativo uruguayo, El País.

También hay errores de tipeo y una queja hacia la Justicia por haber dictado una “sentencia imparcial”. El Tribunal de Apelaciones contestó a esta afirmación que “aparentemente pretenden que las sentencias sean parciales”.

De seguro este abogado deberá ingresar inmediatamente a un curso de gramática y redacción para no volver a sufrir una vergüenza como a la que se expuso. Que, además de poner en riesgo su trabajo, obligó a la empresa para la que trabaja a pagar una alta suma de dinero.