La madrugada del 8 de septiembre un terremoto de magnitud 8,2 sacudió a México. Horas después, el huracán Katia se internó en el centro de ese país, tras tocar tierra con categoría 1 de la escala Saffir-Simpson (de 5), dejando hasta ahora daños materiales en el punto de impacto.

Según el reporte de las 07h00 local (12h00 GMT) del Centro de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por su sigla en inglés), Katia “se debilitaba a depresión tropical cerca de la Sierra Madre Oriental”, pero se mantenía la amenaza de provocar fuertes precipitaciones.

Katia tocó tierra cuando México trataba de recuperarse de un poderoso sismo de 8,2 grados, el mayor registrado en 100 años, que sacudió la zona sur sobre el Pacífico, frente a la costa de Chiapas, dejando más de 60 muertos.

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El cielo en Tecolutla, por donde Katia ingresó a territorio mexicano, se empezaba a despejar al amanecer. La lluvia y el viento ya habían cesado y en las calles los habitantes empezaban a salir a corroborar el daño por el fenómeno.

Daños

Las calles de esta localidad costera de 8.000 habitantes amanecieron con numerosos árboles, ramas y algunos postes y laminas regadas, pero sin obstaculizar el paso de vehículos.

Viviendas construidas con materiales frágiles fueron las más afectadas por el viento y la lluvia de Katia, que se iba internando hacia el centro del país rumbo a los estados de Puebla e Hidalgo, donde se mantienen alerta ante la amenaza de fuertes precipitaciones.

“Se me cayó la casa como a la 1h00 de la mañana, yo estaba en otra casa escondido. Me salí con tiempo, con mis cosas, con lo importante, papeles”, dice a la AFP Castellano Espinosa, de 75 años, de aspecto humilde y que trabaja como guía de turistas. Ahora vende algunas de sus pertenencias par poder comprar alimentos,

El fluido eléctrico, que fue interrumpido de manera preventiva a la llegada del fenómeno, se restablecía paulatinamente mientras en la zona de muelle pescadores y guías llegaban a constatar el estado de su embarcaciones y valorando si reanudan actividades.

Katia se formó a la par de Irma, que avanzaba hacia la estadounidense Florida tras dejar muerte y destrucción en el Caribe, y José, que avanza también el Caribe como un poderoso huracán.

México es uno de los países más vulnerables al embate de los huracanes, con al menos una decena al año.