Un polémico caso de discriminación ha generado gran repercusión en Argentina, luego de que se difundiera una conversación grupal de WhatsApp, donde un grupo de apoderados “celebraba” el cambio de curso de un niño con síndrome de asperger.

El hecho se registró en el colegio privado San Antonio de Padua de la localidad bonaerense de Merlo, donde las autoridades de la institución educativo determinaron cambiar de curso al niño en cuestión, debido a peticiones de apoderados de otros estudiantes, consigna diario La Nación de Argentina.

“¡Al fin una buenísima noticia! ¡Era hora de que se hicieran valer los derechos del niño para 35 y no para uno sólo!“, era el mensaje de una de las madres que pidió la exclusión del menor con asperger.

El grupo de madres ha defendido su “festejo”, argumentando que el niño habría agredido al resto de sus compañeros en diferentes ocasiones, tal como señala Cristina Peduzzi, una de las apoderadas del establecimiento.

“Este año, (el niño con síndrome de Asperger) agredió a varios chicos: tiraba tijeras y golpes (…) Reacciona a los estímulos auditivos. ¿Cómo hacemos, le metemos un broche en la boca a los otros 34 alumnos?”, explicó

La conversación de WhatsApp fue dada a conocer por una tía del menor afectado, quien en un grupo de compra-venta en Facebook, publicó las imágenes con los mensajes de los apoderados que se alegraron de la salida del menor del curso.

“Gente, no vendo nada, sólo quiero comentarles lo que está pasando con mi sobrino. Él tiene Síndrome de Asperger, es un dulce. Les cuento que las mamás de sus compañeritos hacían paro (no llevaban a sus hijos) supuestamente hasta que no lo sacaran de la escuela. Eso no pasó, pero lo cambiaron a otra sala de clases”, dijo la tía.

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Por su parte, la madre del niño afectado, identificada como Paola, dijo en conversación con el canal TN, que el menor no ha vuelto al colegio desde que fue cambiado de curso y que su ánimo ha decaído.

Igualmente, la mujer defendió la labor del colegio y aseguró que se vieron presionados por el resto de los apoderados, por lo que llegaron a un acuerdo con las autoridades educativas, y el niño seguirá compartiendo algunas asignaturas con sus compañeros.

“Ante el colegio nos sacamos el sombrero en muchas cuestiones. Sentimos que estaban desbordados, sintieron la presión. En julio los padres hicieron huelga para que lo sacaran. Los papás no mandaron a sus hijos a la escuela porque decían que no les parece bien que compartan el aula con mi hijo”, señaló Paola.

“Más allá de su síndrome, tiene bastante facilidad para la socialización porque le gusta tener amigos. Hay cuestiones que están de moda y que todos hablan de los mismo y a él también le gusta”, agregó la mujer.