El Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil empezó a juzgar el martes la validez de los comicios de 2014, en un caso que puede costarle el cargo al presidente Michel Temer, acosado por denuncias de corrupción.

El TSE examina si la fórmula Dilma Rousseff (PT, izquierda)-Michel Temer (PMDB, centroderecha), que resultó reelecta en esa elección, cometió abusos de poder político y económico y se benefició de financiación ilegal procedente del megafraude a Petrobras.

Temer asumió la presidencia el año pasado tras la destitución de Rousseff, acusada de manipular las cuentas públicas.

Los debates, que cerraron su primera sesión alrededor de las 22:10 locales (01H00 GMT) después de tres horas y sin que ninguno de los magistrados formulara aún su voto, se retomarán el miércoles a las 9:00 locales con la previsión de que terminen el jueves.

Sin embargo, muchos expertos coinciden en que hay probabilidades de que el juicio se alargue por semanas si alguno de los siete jueces del TSE pide “vista” para suspender el debate y revisar el expediente.

El relator del caso, Herman Benjamin, fue el que tomó mayormente la palabra y empezó exponiendo los fundamentos de las denuncias.

Luego, comenzaron los alegatos de la acusación y de las defensas.

Tanto los abogados de Rousseff como de Temer pidieron excluir los testimonios de delatores importantes de la operación Lava Jato, como el expresidente de la constructora Odebrecht, Marcelo Odebrecht, y de los publicitarios del PT en la campaña, que no figuraban en las acciones judiciales iniciales.

“No es posible que el presidente Temer pague la cuenta de la historia de la corrupción en Brasil”, declaró Gustavo Guedes, uno de los abogados del presidente.

Hechos con hechos

El juicio en el TSE, que hasta hace poco parecía condenado al fracaso, cobró relevancia desde que el pasado 17 de mayo salió a luz una grabación en la que Temer parece avalar el pago de un soborno.

El escándalo, suscitado con la delación premiada de ejecutivos del gigante cárnico JBS, disparó los pedidos de renuncia y de ‘impeachment’ – o juicio político- contra el presidente y el Supremo Tribunal Federal (STF) le abrió una investigación por presunta corrupción, organización criminal y obstrucción a la justicia.

Ante el interés suscitado, el TSE reforzó la seguridad en sus inmediaciones, donde apenas había unas decenas de manifestantes contrarios a Temer, y dispuso salas especiales para que cerca de un centenar de periodistas siguieran las deliberaciones.

“Nosotros, los jueces brasileños del TSE o de cualquier instancia federal o estatal, juzgamos hechos con hechos y no como expedientes políticos de conveniencia oscilante”, remarcó Benjamin.

Juicio paradójico

Las denuncias ante el TSE fueron presentadas en 2014 y 2015 por el PSDB (centroderecha), derrotado en las urnas, pero en la actualidad -paradójicamente- el principal aliado del PMDB de Temer.

Si el TSE decidiera anular la elección, deberá determinar si la pérdida del mandato es inmediata o si Temer puede permanecer en el cargo hasta agotar todos los recursos legales.

Si Temer cayera, la Constitución dice que el Congreso debe elegir al nuevo presidente en un plazo de 30 días, para completar el mandato hasta fines de 2018.

El presidente conservador, de 76 años, se presenta como garantía de continuidad de las reformas promercado con las que espera sacar al país de la peor recesión de su historia.

Con decenas de legisladores investigados por corrupción, miles de brasileños piden en las calles que el desenlace de esta nueva crisis se resuelva en las urnas.

Frentes abiertos

Mientras todas las miradas -también las de la tambaleante base aliada de Temer- se centran el TSE, el mandatario obtuvo una prórroga importante este martes.

El STF le dio tiempo hasta el viernes en la tarde para responder por escrito un interrogatorio con 82 preguntas dentro de sus investigaciones de corrupción que debía haber contestado antes del inicio del juicio.

Pero Temer, que lucha por su supervivencia política desde hace tres semanas, enfrenta otras amenazas.

Una de ellas es la posibilidad de que la fiscalía presente formalmente cargos en su contra en base a las declaraciones y pruebas de JBS.

También, la posible salida de la coalición gubernamental del PSDB, que supondría una sentencia de muerte para Temer.

Y el entorno del mandatario está especialmente en alerta por una posible declaración premiada de uno de sus hombres de confianza, el exdiputado Rodrigo Rocha Loures, detenido el sábado en Brasilia.

El exasesor presidencial, señalado por JBS como la persona directamente designada por Temer para recibir sobornos, fue filmado cuando recogía una maleta con 500.000 reales (unos 150.000 dólares) de un emisario de la empresa.