Un tribunal de El Salvador, en Centroamérica, condenó a 390 años de cárcel a cada uno de siete pandilleros acusados por la masacre de 11 trabajadores cometida en marzo de 2016, informaron fuentes oficiales.
La Fiscalía General de la República (FGR) por medio de su cuenta en Twitter celebró que en el Juzgado Especializado de Sentencia A logró “condena de 390 años de cárcel para cada imputado ligado a la masacre de San Juan Opico”.
La ley salvadoreña establece un tope de 60 años de prisión.
La sentencia incluye 35 años de cárcel por cada una de las 11 víctimas y cinco años más por agrupaciones ilícitas para cada uno de los integrantes de la pandilla Barrio 18, según el tribunal.
Otros dos menores de edad fueron condenados el 24 de octubre pasado a penas de 15 y cinco años de prisión en un centro de internamiento de jóvenes por el mismo crimen.
La masacre, que conmocionó a los salvadoreños, ocurrió el 3 de marzo de 2016 en la comunidad rural de Agua Escondida, unos 30 kilómetros al norte de San Salvador.
Los pandilleros escucharon su sentencia desde la prisión por medio de una videoconferencia.
Durante el juicio, uno de los imputados declaró de que habían cometido la masacre por equivocación, por cuanto buscaban a pandilleros rivales.
Entre las pruebas que incriminan a los imputados figuró un video de cómo se cometió la masacre y que la policía decomisó a uno de los involucrados
Tras el crimen, el gobierno impuso severas medidas de seguridad y suspendió todo tipo de visitas en las seis cárceles que albergan a poco más de 16.000 pandilleros.