La oposición venezolana marcha de nuevo este jueves en todo el país para mantener la presión contra el presidente Nicolás Maduro, luego de tres semanas de violentas protestas que dejaron ocho muertos.

Un día después de la más multitudinaria de las movilizaciones en Caracas y otras ciudades, que dejó tres víctimas mortales, la oposición volvió a las calles para insistir en el reclamo de convocar a elecciones generales.

Las calles de Caracas amanecieron tranquilas y, aunque comercios, instituciones y estaciones del metro están abiertos, algunos prefirieron cerrar ante temores de nuevos brotes de violencia.

Una nutrida presencia de policías y militares se observa en algunas vías estratégicas, con tanquetas que usualmente colocan de barrera contra el paso de los manifestantes.

En la jornada del miércoles murieron un adolescente de 17 años en Caracas y una joven de 23 en San Cristóbal, ciudad fronteriza con Colombia, por disparos de desconocidos, y un militar fue asesinado por un francotirador en las afueras de Caracas, según fuentes oficiales.

Militares vigilaban sitios que fueron focos de violencia en la víspera. Entre la noche del miércoles y la madrugada del jueves, se registraron disturbios y saqueos en sectores como El Paraíso, en el oeste de Caracas.

“Nadie se rinde”

Pese al temor de que haya nuevos incidentes, el líder opositor Henrique Capriles llamó a participar masivamente en la movilización y a no dejarse intimidar.

“Nadie se rinde, nuestro deber es defender la Constitución“, dijo Capriles, y pidió la “colaboración” de empresarios e instituciones académicas para que “el pueblo pueda libremente movilizarse en toda Venezuela”.

Las marchas opositoras del miércoles, de cientos de miles, fueron disueltas por los antimotines con bombas lacrimógenas. Los manifestantes no pudieron llegar, como tampoco lo lograron en protestas anteriores, al centro de Caracas, bastión del chavismo, donde Maduro encabezó una masiva concentración de sus seguidores.

“Ante el Plan Zamora, el jueves a la misma hora“, llamó Capriles, al desafiar al operativo de seguridad militar y policial que puso en marcha el gobierno frente a las manifestaciones.

“Mientras más fuertes sean las protestas, más fuerte será la represión“, auguró el analista Diego Moya-Ocampos, del centro londinense IHS Markit Country Risk.

“La estrategia del Gobierno parece ser mantenerse en el poder a costa de lo que sea y evitar que haya elecciones porque la crisis lo hizo bastante impopular“, opinó Moya-Ocampos.