El presidente Evo Morales participó este domingo de ritos indígenas aymaras para que llueva en Bolivia, que viene sufriendo la peor sequía en los últimos 25 años y que racionó el suministro de agua a siete de las 10 principales ciudades.

“Con este rito vamos a seguir haciendo llover para toda Bolivia”, afirmó el gobernante, campesino cocalero de origen aymara, en el pequeño poblado indígena de Laja, cercano a La Paz.

Chamanes nativos realizaron sahumerios, consistentes en la quema de dulces, hierbas, semillas y diferentes raíces, pidiendo al cielo que propague lluvias.

Morales apoya las religiones politeístas y animistas de los indígenas.

Además, los campesinos también realizaron bailes folclóricos autóctonos, para ratificarle al gobernante su apoyo político. Los indígenas, que son casi la mitad de los 10 millones de habitantes, y los habitantes pobres de las ciudades son sus más leales aliados políticos.

Morales, en su tercer periodo de gobierno consecutivo desde 2006, indicó en su discurso que estos ritos “son parte de nuestra vivencia y de nuestra cultura” y recordó que desde niño solía ver a los “amautas” (sabios indígenas) realizar similares ritos con gran efectividad sobre la naturaleza, según él.

Desde hace más de tres semanas, las ciudades de La Paz y su vecina El Alto, las más pobladas del país, sufren fuertes racionamientos de agua potable. El suministro por cañerías se realiza por algunas horas, con intervalo de varios días, y con el deficiente apoyo de carros cisternas.

También hay escasez de agua potable en las ciudades de Cochabamba (centro), Sucre (sureste), Tarija (sur), Potosí (suroeste) y Oruro (oeste).

Morales comparó días atrás la escasez de agua con un terremoto, al tiempo que decretó emergencia nacional para mover recursos económicos y personal militar para atender las situaciones de urgencias.