La guerrilla FARC de Colombia anunció este sábado que reparará materialmente a las víctimas del conflicto armado de 52 años contra el Estado, horas antes del plebiscito en que los colombianos se pronunciarán sobre el histórico acuerdo de paz firmado entre los rebeldes y el gobierno.

“Conforme a lo establecido en el acuerdo final, procederemos a la reparación material de las víctimas en el marco de las medidas de reparación integral, observando los criterios establecidos por la jurisprudencia de la Corte Constitucional respecto a los recursos de guerra”, indicó el grupo rebelde en un comunicado.

El gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), principal y más antigua guerrilla de América, sellaron el lunes en Cartagena un pacto de paz negociado desde 2012, que entrará en vigor solo si es aprobado en un plebiscito el domingo.

“Fruto de lo acordado, las FARC se comprometen a entregar recursos para reparar a las víctimas”, dijo Santos en Twitter tras conocer el anuncio.

Las FARC señalaron que la declaración de “los recursos monetarios y no monetarios que han venido conformando” su “economía de guerra” se llevará a cabo durante el proceso de cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo y dejación de armas, que se inició el 26 de septiembre con la firma del acuerdo final y se extenderá por 180 días.

En el comunicado, la guerrilla marxista, surgida en 1964 de una sublevación campesina, sostuvo que “por razones de ética política” los recursos por inventariar “nunca hicieron ni hacen parte de patrimonios individuales”.

“Las FARC-EP declaran desde ahora mismo que no cuentan con recursos monetarios ni no monetarios adicionales a los que van a ser declarados durante el proceso de dejación de armas”, agregó.

“Un paso en la dirección correcta”

La reparación a las víctimas es uno de los principales objetivos del acuerdo de paz, que incluye actos simbólicos y reparaciones materiales.

Hasta ahora, las FARC habían negado tener los recursos económicos para hacerlo debido a que aseguraban que los destinaban para el funcionamiento y sostenimiento de su aparato militar, conformado según ellos mismos por 5.765 hombres en armas y entre 6.000 y 8.000 milicianos, de acuerdo con estimaciones oficiales.

Para el analista y experto en el conflicto colombiano Carlos Alfonso Velásquez, la declaración busca “desvirtuar” las críticas de los opositores al acuerdo, que sugieren que la insurgencia no entregará el dinero que han obtenido por el narcotráfico, cuyo monto se desconoce.

Según Velásquez, pese a que los rebeldes han tenido ingresos “bastante voluminosos” por cuenta del tráfico de drogas, no tienen un “flujo de caja mayor” por los altos costos que representan la compra de armas y municiones y la atención a su tropa.

“El monto (de las reparaciones) está por verse, pero es un paso en la dirección correcta para terminar el conflicto”, explicó a la AFP.

“Los acuerdos se van a cumplir”

El jefe negociador del gobierno con las FARC, Humberto de la Calle, también celebró el pronunciamiento y lo calificó como “un gran anuncio” para el país y “en especial” para las víctimas.

“Esto muestra que estamos cumpliendo los acuerdos, que todo va a operar de acuerdo a lo previsto, que los acuerdos se van a cumplir. Siempre dijimos que habría reparación material y esta es la demostración de que la habrá”, dijo en un video difundido por la Presidencia.

En el marco de lo convenido, este sábado la Misión de la ONU en Colombia verificó la destrucción “voluntaria” por parte de la guerrilla de 620 kilos de explosivos, un punto también controversial para los opositores, que dudan de la voluntad de la insurgencia para entregar su armamento.

La detonación se realizó en los Llanos del Yarí, en el sur del país, en la misma área donde las FARC celebraron la semana pasada la Décima Conferencia Nacional Guerrillera, la última como organización armada y en la que refrendaron los acuerdos de paz.

Colombia vive un conflicto armado que ha enfrentado durante más de 50 años a guerrillas, paramilitares y la fuerza pública, con un saldo de unos 260.000 muertos, 45.000 desaparecidos y 6,9 millones de desplazados.