Fabián Guiñazú, un comisario de la localidad argentina de Pinamar, lo mató la vanidad. Luego de confesar que se “cansó de robarle a la gente”, fue removido de su cargo, en un hecho que salió a la luz este viernes.

Un audio grabado por las autoridades municipales dejó en evidencia a la máxima autoridad de la Estación de Policía Comunal de Pinamar, un lujoso balneario de la costa atlántica argentina. Allí queda señalado como el líder de una agrupación de corrupción y extorsión con prácticas insólitas.

En la grabación hecha pública por la alcaldía, Guiñazú describe con detalles una de sus modalidades delictivas.

Le cuenta a su interlocutor que él contrataba un bus e iba por la calle forzando a subir obreros que recién habían cobrado sus sueldos y los incriminaba, adjudicándoles la posesión de armas de fuego que la propia policía les plantaba.

“Cuando vos bajabas a la comisaría tenías el arma de fuego, la escopeta, los pedido de doble A (averiguación de antecedentes) y ahí les robabas la plata a todos”, explica el hombre en el audio que forma parte de una investigación por fraude a la administración pública.

El relato, grabado por otro policía del destacamento, termina con una definición elocuente: “Me cansé de robarle a la gente. Yo soy un salvaje”, se ufana Guiñazú.

El alcalde de Pinamar, Martín Yeza, comentó a la prensa local que comenzaron a investigar al jefe policial luego de actitudes al menos sospechosas.

“Una noche hace dos meses nos comunicó que se le había roto un móvil (auto) y dijo que ‘sólo quedaba rezarle a Dios’. Nosotros tenemos entre uno y tres hechos delictivos por noche y esa noche tuvimos 14. Lo primero que pensé es que me había liberado la zona. Lo teníamos entre ceja y ceja”, reveló el alcalde.