La situación humanitaria en Etiopía es cada vez peor. Un testigo reveló que las tropas gubernamentales atacaron a civiles. Amnistía Internacional tiene pruebas de la participación de Eritrea en la ofensiva.

Han pasado tres meses desde que comenzó el conflicto militar en la región etíope de Tigray.

Las organizaciones humanitarias aún no pueden llegar al lugar, la comunicación está cortada y la información que llega es escasa. La oposición etíope sostiene que desde noviembre al menos 52.000 personas han muerto y unas 60.000 han huido a Sudán, según datos de la agencia de la ONU para los refugiados. Un tercio de ellos son niños.

El ministro de Exteriores de Finlandia, Pekka Haavisto, enviado especial de la UE para el conflicto, advirtió a comienzos de semana que la crisis en el Tigray está “militar, humanitaria y en términos de derechos humanos, fuera de control”.

El gobierno de Etiopía debería dar acceso humanitario inmediato al Tigray y ayudar a los 6 millones de habitantes de la región. En diciembre Bruselas anunció que retendría cerca de 90 millones de euros en ayudas a Etiopía, en parte debido a que no se está otorgando acceso humanitario al Tigray.

“El Ejército nos atacó”

Mientras, todo indica que los ataques contra civiles siguen. Un testigo contó a Deutsche Welle un incidente ocurrido en el mercado de la ciudad de Temben a mediados de febrero. “Nos atacaron soldados del Ejército de Etiopía. Algunos corrimos y escapamos, pero la mayoría murió. En total, 41 personas perdieron la vida”.

El testigo, cuya identidad DW mantiene en reserva, se encuentra herido en el hospital Ayder en la capital provincial, Mekelle.

El acceso a Tigray es muy difícil para la prensa, pero una periodista de DW pudo recorrer Mekelle. Un residente local le dijo lo que esperaba del gobierno: que se restablezcan las comunicaciones, “así los gobiernos extranjeros podrán saber qué está pasando en Tigray”.

También pidió que los crímenes de guerra sean juzgados por organizaciones independientes. “Además, exigimos a la comunidad internacional, especialmente al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que tome medidas contra los líderes etíopes y eritreos que están librando esta desastrosa guerra”.

No hay ayuda ni información

“Estamos muy preocupados por la situación humanitaria en Tigray”, dijo a DW Chris Melzer, de la Agencia de la ONU para los Refugiados. “Sabemos que hay cientos de miles, quizás más de un millón de personas que necesitan ayuda”, sostuvo. La entidad tiene acceso a solo una parte de la región.

“Hemos escuchado que los hospitales en la parte norte del Tigray están destruidos o dañados, o carecen de suministros para tratar a los enfermos”, dice Melzer.

El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, lanzó a comienzos de noviembre de 2020 una operación militar contra el Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF, por sus siglas en inglés). La razón fue un presunto ataque del TPLF contra posiciones del Ejército.

Abiy declaró la victoria luego de que las fuerzas gubernamentales tomaran Mekelle, a fines de noviembre. Sin embargo, los enfrentamientos continúan.

Millones de personas indefensas

El experto de Amnistía Internacional Fisseha Tekle califica la situación en la zona como “catastrófica”. “Los habitantes de Tigray apenas tienen acceso a alimentos, medicamentos y servicios financieros. Los saqueos y la destrucción de cultivos y la matanza de ganado han agravado aún más la situación”.

A través de un comunicado, el gobierno etíope aseguró el pasado miércoles 24 de febrero que organizaciones internacionales y locales entregaron ayuda a 3,1 millones de personas en la región. La ayuda es bien recibida, pero la coordinación de su entrega sigue en manos del gobierno.

Una reportera de DW pudo hablar en un campo para desplazados internos con una ayudante voluntaria, quien dijo que les faltaba de todo: “No hay techo, comida ni agua”. Las madres no pueden amamantar a sus hijos porque ellas mismas están mal alimentadas. “Otro problema es el de suministros: no hay medicinas en Tigray”, reveló.

Ejecuciones, violaciones, saqueos

En enero, la enviada especial de la ONU, Pramila Patten, se mostró “extraordinariamente preocupada por las graves denuncias de violencia sexual” en Tigray. Hombres habrían sido forzados a violar a sus familiares o mujeres obligadas a tener relaciones sexuales con soldados a cambio de recibir ayudas.

Según grupos defensores de los derechos humanos, los sobrevivientes acusan a las tropas del ejército etíope, a los soldados eritreos y a los paramilitares de la región de Amhara. El gobierno de Etiopía aseguró que se tomará muy en serio las denuncias y que los responsables serán llevados a la Justicia.

Amnistía: soldados eritreos identificados

También genera controversia el rol de las fuerzas eritreas en el conflicto. Amnistía Internacional afirma que pudo comprobar que las tropas de ese país fueron responsables de matar, en noviembre de 2020, a cientos de civiles en la ciudad de Axum.

Según la ONG, posee “evidencia contundente” de los crímenes. Hubo ejecuciones extrajudiciales, disparos indiscriminados y saqueos masivos, según Tekle.

Los testigos aseguran haber identificado a vehículos con matrículas de Eritrea, además de la vestimenta de los soldados, que era la de las Fuerzas Armadas de ese país. También oyeron dialectos y marcas corporales rituales que no se usan en Etiopía.

Algunos soldados incluso dijeron a los residentes que venían de Eritrea. Tanto Adis Abeba como Asmara niegan que las tropas eritreas estén involucradas en el conflicto.

“El gobierno debe poner término a esta masacre”, exige el experto de Amnistía Internacional. “Debe garantizar que todas las fuerzas involucradas en la lucha del lado etíope cumplan con sus obligaciones en virtud del derecho internacional, independiente de si se trata de la Policía de Amhara, tropas eritreas o milicias informales”.

Tekle dice que, si se demuestran violaciones a los derechos humanos, habrá que rendir cuentas por crímenes de lesa humanidad.