El proceso de los presuntos asesinos de dos jóvenes turistas escandinavas, decapitadas en diciembre en el sur de Marruecos, se reanudó el jueves en Salé, cerca de Rabat, donde varios acusados de complicidad desmintieron su implicación.

Louisa Vesterager Jespersen, una estudiante danesa de 24 años, y su amiga Maren Ueland, una noruega de 28 años, fueron asesinadas a mediados de diciembre en nombre del grupo yihadista Estado Islámico (EI) mientras acampaban en un sitio aislado, en el Alto Atlas (sur).

El juicio de los 24 sospechosos de estar vinculados a esos asesinatos y de pertenecer a una célula yihadista se celebra cada quince días ante la sala de lo penal del Tribunal de apelaciones de Salé, desde el 2 de mayo.

Aunque los hombres directamente implicados en los asesinatos ya confesaron, sus presuntos cómplices, acusados de “constitución de una banda para cometer actos terroristas”, desmienten cualquier implicación.

A la pregunta de porqué se reunían, Noureddine Belabed, de 30 años, contestó: “hablábamos de temas religiosos”.

Este hombre ya había sido condenado en el pasado a tres años de cárcel por “apología de terrorismo”.

“Íbamos a rezar juntos” pero “no planificamos nunca nada” dijo otro, Abdelkebir Akhmayej, de 32 años.

En términos parecidos se expresaron otros dos acusados, un carpintero de 25 años y un imam de 30 años que acaba de pasar su bachillerato en la cárcel.

Su presunto jefe, Abdessamad Ejjoud, un exreo que se convirtió en imam sin contar con la aprobación de las autoridades, reconoció el pasado 30 de mayo haber asesinado a una de las dos turistas en nombre del EI.

Este mercader ambulante de 25 años reconoció que había organizado el asesinato junto a Younes Ouaziyad (27 años) y Rachid Afatti (33 años), también nativos de la región de Marrakech (sur).