El juicio contra los presuntos asesinos de dos jóvenes turistas escandinavas, decapitadas en diciembre en la región marroquí de la cordillera Atlas, en nombre del grupo Estado Islámico, fue aplazado al 16 de mayo en una corte de Salé, norte del país, el mismo jueves que estaba previsto empezar.

La danesa Louisa Vesterager Jespersen, de 24 años, y la noruega Maren Ueland, de 28, fueron asesinadas en la noche del 16 al 17 de diciembre en una región aislada de las montañas Atlas, en un episodio que conmocionó al país.

Un total de 24 acusados, entre ellos los tres supuestos asesinos, se presentaron ante la cámara criminal de la corte de apelaciones de Salé, para ser juzgados por “apología del terrorismo”, “atentar a la vida de personas con premeditación” o “constitución de una célula terrorista”.

El grupo incluye un hombre suizo-español convertido al Islam.

Vestidos con el tradicional traje salafista -qamis y barba- o con pantalones deportivos, los acusados parecían tranquilos, incluso uno de ellos sonriente cuando estuvo frente a los periodistas.

El juicio fue aplazado tan pronto comenzó la audiencia a pedido de los abogados para tener más tiempo de conocer el caso y de preparar la defensa.

Aquellos que están implicados directamente en el crimen corren el riesgo en teoría de ser condenados a muerte. Jalid Elfataui, abogado de los padres de Louisa que se constituyeron como parte civil, indicó a la AFP antes de la audiencia que él pensaba pedir la pena de muerte para los asesinos “aún si los países de origen de las víctimas se oponen por principio”.

Amantes de la naturaleza, las amigas Jespersen y Ueland compartían un apartamento y eran alumnas de la Universidad del Sudeste, en Noruega, donde esperaban graduarse como guías.

Las dos viajaron a Marruecos para las vacaciones de Navidad, en la segunda mitad de diciembre pasado, pero terminaron muertas en las faldas de Toubkal, la más alta cumbre del Norte de África, a unos 80 kilómetros de la ciudad de Marrakech.

“Enemigos de Alá”

Cuando hallaron los cuerpos, las autoridades marroquíes fueron inicialmente cautelosas, limitándose a describir un “acto criminal” y refiriéndose a heridas en los cuellos de las víctimas.

Sin embargo, todo cambió cuando comenzó a circular un video con la decapitación de una de las muchachas, video aparentemente grabado por uno de los asesinos en un teléfono celular.

Uno de los hombres en el video se refiere a los “enemigos de Alá” y a la venganza por sus hermanos en Siria.

A pesar del empeño de las autoridades en impedirlo, el video circuló en Marruecos, Noruega y Dinamarca.