Zimbabue vota este lunes en las primeras elecciones desde la caída del autoritario líder Robert Mugabe que fue derrocado el año pasado, unas elecciones que se diputan en medio de acusaciones de fraude y con la perspectiva de que el resultado sea reñido.

En la contienda se enfrentan el presidente saliente, Emmerson Mnangagwa, un antiguo aliado de Mugabe perteneciente al partido del anciano líder depuesto, el ZANU-PF, y el opositor Nelson Chamisa, representante del Movimiento por el Cambio Democrático (MDC).

Tras haber monopolizado la presidencia desde la independencia de Zimbabue en 1980, Mugabe, de 94 años, fue forzado a dimitir en noviembre por su propio partido con el apoyo de los militares.

Los recintos de votación, que esperan recibir a 5,6 millones de electores, serán abiertos a las 07:00 y cerrarán a 19:00. Se espera que los resultados se publiquen antes del 4 de agosto.

En la víspera de las elecciones, el depuesto mandatario irrumpió sorpresivamente en escena para llamar a los votantes a sacar del poder a su formación y dio su apoyo a Chamisa, de 40 años, quien se hizo recientemente con el liderazgo del MDC, tras la muerte de su dirigente histórico, Morgan Tsvangirai, el eterno rival de Mugabe.

Pero en los sondeos el favorito es Mnangagwa, un miembro de la élite del ZANU-PF de 75 años, que se presenta como el hombre de la renovación para Zimbabue, una nación del sur de África sumida en una grave crisis económica por la gestión de Mugabe.

Aún así, Chamisa, se ha aferrado a la contienda y espera poder captar a la población joven más proclive a votar por un cambio y dar un portazo a la vieja guardia.

Desde su despampanante mansión de Harare, donde Mugabe disfruta de un otoño del patriarca dorado, dio la espalda a su partido en una rueda de prensa en la que ajustó las cuentas pendientes.

“Confío en que las elecciones de mañana servirán para derrotar al actual gobierno militar”, dijo Mugabe, quien hasta hace poco disfrutaba del récord de ser el jefe de Estado más longevo del mundo.

“No puedo votar por aquellos que me atormentaron, elegiré entre los otros 22 candidatos”, afirmó diciendo que lo “correcto” era votar por Chamisa.

Entonces Mnangagwa, que se juega la legitimidad del poder que ostenta, salió al paso y dijo que las declaraciones de Mugabe eran una prueba de que Chamisa estaba aliado con el exlíder.

Chamisa también salió a la palestra dijo: “Yo no tengo nada que ver con lo que el presidente Mugabe quiera decir como votante. Él es un ciudadano”.

Las elecciones bajo el gobierno de Mugabe estuvieron plagadas de acusaciones de fraude y en algunas ocasiones derivaron en violentos incidentes.

“Una nueva democracia”

Esta elección será “la más disputada de toda nuestra historia”, advirtió el domingo el presidente Mnangagwa.

La brecha entre los dos principales candidatos a la presidencial, que se presentan por primera vez a la jefatura del Estado, se redujo recientemente.

Mnangagwa cuenta con un 40% de las preferencias, frente un 37% de Chamisa, según un sondeo publicado hace diez días por el grupo Afrobarometer.

Si ningún candidato obtiene la mayoría absoluta este domingo, está previsto que se organice una segunda vuelta el 8 de septiembre.

Durante toda la campaña, el presidente Mnangagwa, engalanado con una bufanda con los colores del país, prometió el apogeo de una “nueva democracia” y miles de millones de dólares de inversiones para resucitar la economía, arruinada por la crisis y las catastróficas reformas de su predecesor.

También se comprometió a la celebración de elecciones libres, honestas y transparentes, poniendo fin a la violencia electoral que empañó los comicios celebrados en la era de Mugabe.

Pero sus detractores son reticentes, dado que Mnangagwa está acusado de ser uno de los ejecutores de la represión de Mugabe.

La oposición denuncia desde hace varias semanas irregularidades en la preparación de las elecciones y Chamisa ya ha proyectado, que en su opinión, los comicios van a estar empañados por el fraude.

La ONU declaró su inquietud por las “intimidaciones” y las “amenazas de violencias y acoso” a los electores antes de los comicios, aunque también celebraron la “ampliación del espacio democrático en Zimbabue”.

“Démosle su oportunidad” (a Emmerson Mnangagwa), opinó Paddington Mujeyi, vendedor de perfumes de 30 años. “Desde algunos meses, hemos visto cambios, en términos de las libertades. No estamos acosados como ocurría con Mugabe”, afirmó a la AFP en la capital, Harare.

Mark Moyo, un desempleado de 21 años, se expresó en el otro sentido.

“Ciertamente no tenemos la certeza” de que el MDC “va a traer el cambio, pero es un riesgo que vale la pena tomar porque el partido en el poder no cumplió con sus promesas”, estimó.

Por primera vez desde hace 16 años, los observadores occidentales fueron invitados a vigilar el desarrollo de los comicios.