Durante estas épocas de lluvias, vientos y frío, es probable que muchos de los que lleven algún tiempo entrenando y fortaleciendo su físico en el gimnasio, dejen de hacerlo.

Salir del trabajo cuando ya está oscuro, y pensar entre sudar en las pesas o recostarse con un buen café… sin duda que puede ser una gran disyuntiva para varios.

“He estado entrenando desde mayo, así que no será tan grave si durante este mes dejo de ejercitarme”, pueden pensar algunos. No obstante, los expertos tienen algo que contarte al respecto.

“Cuando, por los motivos que sean, alguien hace un parón en sus entrenamientos, acaba dándose cuenta de lo que cuesta ganar la buena forma física y lo rápido que se pierde”, sostiene Vanesa Sanz, directora del centro especializado en fisioterapia y entrenamiento personal V21.

Eso sí, y para tranquilidad de varios, la buena noticia es que en cuanto se retoma, también se recupera con mucha rapidez, agregó la especialista en el periódico español El País.

Para nadie es un misterio que volver al ejercicio puede costar bastante, sobre todo si no tenemos el hábito de practicar deporte. Pero aún cuando es normal desanimarnos después de comprobar que hemos perdido masa muscular, los expertos señalan que es importante hacerse la siguiente pregunta: ¿cómo me alimenté mientras no hice actividad física?

“Antes de agobiarse por si se ha perdido masa muscular o potencia cardiovascular, hay que plantearse qué y cómo se come mientras no se hace ejercicio. A veces el problema no es tanto dejar de ponerse las zapatillas, como que se sigue comiendo igual”, sostiene Sanz.

Para hacernos una idea, la especialista pone un ejemplo. “Imaginemos una persona que debe ingerir 2.200 calorías diarias. Si toma 2.300, pero quema 500 con ejercicio, poco a poco verá cómo pierde peso. En caso de seguir comiendo igual y no moverse, engordará”, comenta.

Otro aspecto a considerar es que no todos tendremos las mismas consecuencias si dejamos de ejercitarnos. Por ejemplo, si una persona entrena sólo por dos meses consecutivos y posteriormente detiene el ejercicio por un mes, las mejoras que había logrado en el plano cardiovascular se perderán.

No obstante, esa misma persona conservará casi la mitad de la potencia muscular ganada, incluso seis meses después de parar el entrenamiento. En este caso, es importante precisar un detalle: las fibras concéntricas (las que se acortan) pierden más fuerza que las excéntricas (aquellas que se alargan).

Muchos se preguntarán… ¿y qué ocurre si llevo varios meses o incluso años entrenando, y de pronto dejo de ir al gimnasio?

Si bien es cierto que la pérdida en la masa muscular no será tan rápida, los especialistas señalan que las consecuencias en el cuerpo que se experimentarán después de abandonar una rutina, pueden variar de acuerdo a los motivos que te llevaron a tomar la decisión de no continuar entrenando.

Así lo afirma Molly Galbraith, preparadora física y cofundadora de la organización Girls Gone Strong. A su juicio, es diferente si una persona deja de entrenar obligado por una enfermedad, ya que en este caso el cuerpo estará estresado, por lo que en dos o tres semanas se harán sentir los primeros cambios. Pero si el sujeto está sano, estos efectos pueden llegar recién a las cinco semanas.

¿Cómo motivarse para ir al gimnasio después de un largo tiempo?

La profesional sostiene que se hace más fácil retomar el ejercicio para quienes ya tenían un hábito deportivo, principalmente debido a la motivación que sienten para recuperar el cuerpo que tenían hasta antes del receso.

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“A los que llevaban poco les cuesta más. El gimnasio se les antoja aburrido, surgen mil excusas para no ir”, advierte la especialista, quien a su vez pone énfasis en la importancia de contar con un buen entrenador personal.