En octubre de 2018, un horrendo caso policial impactó al mundo: el futbolista Daniel Correa, de los registros del Sao Paulo brasileño, fue encontrado muerto, semi decapitado y con indicios de tortura en una carretera de Curitiba.

Según informó la policía local y el Instituto Médico Legal de la zona, el cuerpo del malogrado jugador de 24 años presentaba heridas letales por arma blanca en la zona del cuello y, además, sus genitales habían sido cercenados.

La brutalidad del crimen despertó muchas dudas: ¿qué hacía un jugador de Sao Paulo en Curitiba? ¿Quién fue el autor de tan espeluznante asesinato? ¿Qué motivó un ataque tan descarnado en contra del jugador?

Con el paso de los días, se fueron conociendo detalles que hicieron del caso aún más impactante.

Daniel viajó hasta Curitiba como invitado a celebrar el cumpleaños 18 de Allana Brittes, en una discoteque de la localidad de São José dos Pinhais, al sur de Brasil.

La fiesta, sin embargo, siguió en la casa de la joven, donde el crimen de Correa fue llevado a cabo. Según las primeras investigaciones, el futbolista intentó violar a Cristiana Brittes, madre de la festejada, por lo que fue golpeado por Edison Brittes, empresario y esposo de la mujer atacada.

Además, se hicieron públicas conversaciones e imágenes que Daniel compartió la noche de la fiesta con un grupo de amigos, donde se le veía acostado en la misma cama donde dormía Cristiana.

“Voy a comerme a la madre de la cumpleañera… y el padre está aquí”, dijo el futbolista en un audio, el último que envió con vida.

“Evité que fuese violada”

Una semana luego de conocido el crimen, la Policía detuvo a los primeros tres acusados: la familia Brittes. A ellos se sumaron otros tres hombres, invitados a la fiesta, por su supuesta participación en el homicidio de Daniel. Luego fue aprehendida una mujer, también vinculada al ataque contra el jugador.

Claudio Dalledone, abogado de Allana, Cristiana y Edison, aseguró desde un principio a las autoridades que se trató de una legítima defensa, ya que el futbolista intentó violar a la mujer en su habitación.

“Cuando quise abrir la puerta, estaba cerrada. Yo derrumbé la puerta de mi cuarto y, cuando abro, él estaba encima de mi esposa y ella gritando pidiendo socorro”, afirmó Edison, también conocido como Juninho Wealth.

El hombre confesó el asesinato asegurando que “perdí la cabeza cuando lo quité de encima de mí esposa, lo arrojé al suelo y evité que ella fuese violada por ese monstruo”.

Sin embargo, la investigación del Ministerio Público de Paraná descartó un intento de violación de parte de Correa, por lo que la defensa de Brittes cambió la acusación en contra del malogrado deportista a acoso sexual.

Dieron el pésame

Las indagaciones también destaparon la cercana relación que tenía Allana Brittes con Daniel y su familia; y la peligrosa cercanía de Juninho Wealth con una banda ligada al tráfico de drogas.

De acuerdo a Correio Braziliense, el hombre escondía varios delitos que llamaron la atención de la Policía. El autor confeso del asesinato, por ejemplo, utilizaba una motocicleta de casi 7 millones de pesos que estaba a nombre de un condenado narcotraficante.

Además, ocupó un número telefónico para enviar el pésame a la familia Correa -antes de reconocer el crimen- que perteneció a un hombre asesinado en 2016. Ese mismo año, Edison Brittes fue condenado tras ser sorprendido conduciendo un vehículo robado.

Allana, por su parte, también mostró su preocupación a la madre de Daniel luego de su desaparición. Intercambiaron varios mensajes y ella ofreció su ayuda para encontrarlo, a pesar de que ya sabía que estaba muerto.

A la espera de condena

A más de dos años del crimen de Daniel, la justicia de Paraná espera decretar una condena en contra de Juninho Wealth durante febrero para, cerrar así, la investigación por el caso del exjugador del Sao Paulo.

De las 7 personas que fueron detenidas durante la investigación, solo Edison Brittes permanece en prisión. La defensa del imputado intentó en varias ocasiones liberarlo o ponerlo bajo arresto domiciliario, pero la jueza del caso negó las solicitudes alegando que el asesino confeso es, “al menos en teoría, peligroso”.

Juninho recibió la orden de pagar una pensión alimenticia de cinco mil reales mensuales (más de 600 mil pesos) a la hija de Daniel, de dos años. Será imputado por homicidio triple calificado, ocultación de cadáver, fraude procesal, corrupción de menores y coacción en el transcurso del proceso.

Cristiana Brittes, la primera en ser detenida por el caso, fue puesta en libertad en septiembre de 2019 a cambio de medidas cautelares y el uso de una tobillera electrónica.

Si bien la mujer fue acusada de coacción en el curso de los procedimientos, fraude procesal y corrupción infantil, las medidas no fueron tan drásticas en su contra ya que, según dos testigos, pidió que no mataran a Daniel en su casa.

Para Allana Brittes las cosas son distintas. La hija de Edison y Cristiana parece llevar una vida normal y las emplea como influencer en redes sociales, donde es auspiciada por varias marcas. Además, estudia Derecho bajo la tutela del abogado de la familia.

Fue liberada de cargos en agosto de 2019, pese a que fue acusada de alterar la escena del crimen e intimidar a testigos para contar una versión que no involucró a la familia en la muerte de Daniel: que el jugador salió de la casa con rumbo desconocido.

Otros cuatro acusados

Los otros tres hombres que fueron detenidos durante la investigación, Eduardo Henrique da Silva, David Willian da Silva e Ygor King, también están en libertad.

El trío fue acusado de participar en la golpiza y torturas a Daniel tras ser descubierto en el dormitorio de los Brittes por Edison.

Algunos testigos indicaron que los tres también colaboraron en la decapitación del jugador de Sao Paulo y su posterior ocultamiento, por lo que estuvieron varios meses en prisión. Hoy, uno de ellos se dedica a la venta de vehículos.

Por último, está el caso de Evellyn Brisola. La mujer llegó con Daniel a la casa de los Brittes luego de besarse con el futbolista y fue acusada de falso testimonio, fraude procesal, acusaciones calumniosas y corrupción de menores.

Quedó en libertad tras comprobarse que solo ayudó a limpiar rastros de sangre de Correa, pero volvió a ser aprehendida tras ser sorprendida con más de 3 kilos de marihuana en Paraná. Recuperó el albedrío tras comprobarse que era la única responsable de su hijo de cinco años.