Jordi Alba se despachó un monumental error que significó el primer gol de Liverpool en Anfield.

El volante del Barcelona interceptó un balón e intentó entregárselo a su compañero.

Sin embargo, al cabecear, no se dio cuenta que Mané corría a sus espaldas y prácticamente le entregó el esférico al senegalés.

Esto provocó que el delantero avanzara a placer y le entregara el balón a Henderson, quien remató y en el despeje de Stegen, Origi anotó el primero del partido.