El inédito superclásico argentino entre Boca Juniors y River Plate por la primera final de la Copa Libertadores se jugará el domingo, tras suspenderse este sábado por las fuertes lluvias en Buenos Aires, extendiendo el suspenso y la ansiedad de millones de argentinos pendientes del histórico duelo.

Todo estaba listo para “el partido de los sueños”, como lo definió el exseleccionador argentino y entrenador de Leeds United de Inglaterra, Marcelo Bielsa, pero la lluvia que se abatió desde el amanecer del sábado sobre Buenos Aires obligó a la suspensión del encuentro en el estadio de Boca, La Bombonera.

“Por motivos de fuerza mayor el partido queda suspendido para mañana, domingo 11 a las 16:00“, señaló la máxima autoridad de fútbol sudamericano en su cuenta en Twitter, pese a que el pronóstico metereológico anuncia lluvias hasta el próximo martes.

De hecho, medios como TyC Sports y Diario Olé aseguran que a las 11:00 horas del domingo, funcionarios de Conmebol sostendrán una reunión y definirán rápidamente si se jugará el partido, tratando de evitar que asista público en caso de no estar en condiciones. Incluso, se anticipa que el encuentro se podría pasar al próximo sábado 17 de noviembre a las 17:00 horas.

El anuncio al público este sábado fue hecho 95 minutos antes de la hora prevista para el encuentro por los altoparlantes del estadio, que ya tenía público instalado y cantando bajo la tormenta. En un rato, las tribunas quedaron vacías.

Luego de recorrer el campo de juego y ya sin lluvia torrencial, el presidente de Boca, Daniel Angelici, dijo que la cancha está “bastante bien”, pero consideró “una decisión correcta” la postergación del encuentro al domingo, por el efecto de los 110 milímetros de agua caídos.

“Dependerá del tiempo. Si esta noche o mañana hay otro diluvio, el campo no va a aguantar. Si llueve pero no con mucha intensidad, el campo va a drenar bien”, dijo el anfitrión.

“Si no se puede, no se puede”

Pese a las dudas, las puertas de la Bombonera se abrieron pasadas las 13:00 horas y, más tarde, los hinchas xeneizes se retiraron empapados y resignados, sin saber aún que deberían regresar al día siguiente.

“Si no se puede jugar, no se puede. Nos mojaremos el miércoles o cuando haya que jugar”, dijo con resignación Matías Lizarraga, uno de los fanáticos.

Las idas y venidas incluyeron hasta el mismo plantel de Boca, ya que a la hora programada los jugadores de Guillermo Barros Schelotto subieron al bus que los iba a trasladar a la Bombonera y diez minutos después descendieron sin moverse del lugar.

Del mismo modo, en el estadio Monumental, miles de hinchas ‘millonarios’ cantaron y alentaron a su equipo, ante la imposibilidad de asistir a la Bombonera por cuestiones de seguridad, una veda vigente para el fútbol argentino desde 2013.