Todo un problema ha significado la caracterización que se le dio a uno de los personajes de la película “El Lobo de Wall Street”, la que narra la historia de un agente de bolsa de Nueva York que se ve involucrado en un enorme caso de fraude y corrupción.

En la cinta, Leonardo DiCaprio fue el actor que caracterizó a Jordan Belfort, quien se hizo mundialmente célebre por su habilidad para estafar y engañar al sistema financiero, con lo que logró hacerse multimillonario.

En la vida real Belfort tenía un socio llamado Andrew Greene, el que según consignó el periódico británico The Guardian demandó a Paramount Pictures, productora encargada del film.

¿La razón? De acuerdo a Greene, uno de los roles secundarios está inspirado en su persona, al que muestran como un “criminal” y un “degenerado”, por lo que exige un pago de 15 millones de dólares (equivalentes a unos 10 mil millones de pesos chilenos aproximadamente).

El juez ya rechazó los cargos por difamación, aunque permitió que Greene modificara su demanda inicial por el de difamación maliciosa.

A pesar de que los abogados de Green han intentado que DiCaprio atestigüe en el caso, hasta el momento el actor se había excusado por su “apretada agenda”, en un juicio en el que ya han entregado su testimonio Martin Scorsese, director de la cinta, y Terence Winter, el guionista.

Si bien la defensa de la estrella de Hollywood sostiene que las declaraciones de Scorsese y Winter son suficientes, el juez Steven Locke señaló que la versión del ganador de un Oscar por “El Renacido” es necesaria debido a su calidad de productor en “El Lobo de Wall Street”.

Green, amigo de la infancia y ex colega de Belfort, asevera que Nicky Koskoff está derechamente basado en él, personaje que fue interpretado por PJ Byrne.

“Las escenas de la película relacionadas con el señor Greene son falsas, difamatorias, y fundamentalmente injurian su reputación profesional, tanto como abogado y banquero, además de afectar su reputación personal”, comentó uno de los abogados.