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Alan Didier reveló cómo fue víctima de abuso sexual cuando tenía 10 años: "Me obligaba a hacer cosas"

30 octubre 2025 | 13:47

En una íntima conversación al interior de ‘Mundos Opuestos’, el influencer Alan Didier abrió su corazón con sus compañeros de encierro y les reveló que fue víctima de abuso sexual en su infancia.

Cuando recordaron una actividad en la que otro participante, Jota, relató su propia experiencia, el joven contó: “Yo igual viví hueás así. No lo cuento nunca, pero lo tengo bien afrontado” (sic), comenzó diciendo.

“Desbloqueé esto a los 19 años. Mi abuela arrendaba una casa pequeña detrás de la suya, y vivía ahí un h… mucho más grande que yo, yo tenía 10 años, y obligaba a hacer cosas. Primero me quería grabar con una prima haciendo cosas“, explicó.

Pese a su corta edad, el influencer se dio cuenta de las intenciones que había detrás, por lo que siempre se negó, sin embargo: “Un día me agarró solo, me empezó a obligar a hacer cosas, y yo peleé y luché. Pero igual quedé más traumado que la mierda en ese momento y al día siguiente lo olvidé todo”(sic).

Sin embargo, el episodio no se cerró ahí, ya que cuando creció le contó lo que había pasado a su padre: “Más de grande me acordé, se lo conté a mi viejo un día que estábamos manejando. Mi papá quedó para la caga, me preguntó quién era, y paré porque vi que él tenía intenciones malévolas y esto iba a escalar mucho”.

“Después le conté a mi abuela, ella supo quién era, me preguntó si yo quería hacer denuncia, pero le dije que no. Igual a veces lo pienso, él debería estar preso, lo mío no fue tanto abuso, fue más violación“, dijo Alan Didier.

Poco a poco el influencer se fue abriendo con sus familiares sobre el tema, pero no todos tuvieron la mejor reacción, pues, le pidieron no contar lo sucedido para no “arruinarle la vida” a su agresor: “Ahí me enojé, porque sentí que no tenía apoyo. Como si él no me hubiera arruinado a mí”.

El abuso, como es usual, le provocó un trauma, aseguró el creador de contenido: “Yo soy muy cuidadoso con los niños chicos, de cuidarlos y no dejarlos nunca solos, muy protector. Pero a veces yo me sentía mal, me daba vergüenza que un primo chico mío se quedara conmigo en mi pieza y cerrara la puerta, me psicoseaba pensando qué iba a creer el resto. Cuando se iban me ponía a llorar, y no sabía por qué, si yo nunca le haría nada” (sic), confesó a sus compañeros de encierro.